| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Real Madrid 2 - Getafe 0: Plácida entreguerra

Ancelotti dio descanso a Kross y a Modrid y el experimento le salió bien gracias a los goles de Casemiro y Lucas Vázquez con los que da un paso adelante en la consecución de la Liga.

| Miguel Queipo Deportes

Tres puntos y un partido menos. Con la ley del mínimo esfuerzo, ante un rival que ni compareció sobre el césped y sólo mostró que estaba sobre el césped con un remate al palo en el 90, el Real Madrid derrotó al Getafe (2-0) con goles de Casemiro y Lucas Vázquez, dos no habituales en esas lides. Era el partido de entreguerras y así se lo tomaron los de Ancelotti, de manera plácida, con la plena aceptación de los azulones. Ahora llega la semana de la verdad.

Que la Champions el Madrid la juega a una velocidad diferente que LaLiga quedó claro no sólo desde el saque inicial, sino desde el momento en que se anunciaron las alineaciones. Ancelotti rotó a cuatro futbolistas respecto al once del miércoles en Stamford Bridge (Carvajal, Modric, Kroos y el obligado de Mendy) para dar entrada a Lucas Vázquez, Marcelo, Camavinga y Rodrygo. Con el francés de las trencitas en el medio junto a Valverde, era obvio que los locales tendrían energía de sobra para controlar a un rival nacional pero, como decía el anuncio, también que aquellos sería potencia sin control.

No control en cuanto a manejo del balón, cualquiera que piense que el Getafe de Quique va a ser dominante es que le ha visto poco, sino en cuanto a imponer un ritmo. El cuadro azulón le aplicó dormidina en cantidades industriales al partido y con un ritmo lentísimo era complicado que ocurriese nada sobre el césped. Un gol anulado a Benzema por fuera de juego dudoso hasta en las repeticiones televisivas en el arranque, un remate desde la frontal de Marcelo que blocó Soria en dos tiempos, una volea acrobática de Valverde que rechazó en palomita el meta getafense… y poco más.

El Madrid, sumido en la somnolencia azulona, sólo tenía pulso por la vitalidad de un Vinicius que circulaba como cafetera italiana. Sólo verle y ya olía bien… Lo poco que pasaba en el partido era gracias al aguan en ebullición que circulaba por su interior. Por el otro costado, de manera ilógica, Lucas Vázquez y Rodrygo se empeñaron en centrar al área (reminiscencia del zidanismo liguero) y no pasaba nada. Pero Vinicius tenía ganas, y además casa extraordinariamente bien con Marcelo. Una lástima que el Madrid no haya sido capaz de alquilar el DeLorean de Regreso al Futuro para disfrutar de estos dos jugadores al máximo nivel.

 


El Madrid encontró el gol antes del descanso gracias, claro, al espresso servido por su brasileño. Un maravilloso centro con el exterior, de esos que parecen made in Modric pero que debe haber nombrado heredero, lo empotró Casemiro de certero cabezazo en la portería de David Soria. El brasileño hacía casi un año que no marcaba, y lo celebró con rabia. Más aún porque desde el verano pasado su futuro en el club está en entredicho para los que circulan por los despachos. Sin embargo, vio una amarilla poco después, cumple ciclo y se perderá el choque del Domingo de Resurrección en el Sánchez Pizjuán.

 


El Getafe era un espectro en ataque, tanto que hasta el minuto 49, con un testarazo de Olivera que se marchó rumbo al segundo anfiteatro, no realizó ningún remate. Lo de que fuera a puerta aún estaba por ver. El Madrid decidió entonces que se vivía muy cómodo en la hamaca tendida por el Getafe, y se dedicó a sestear. El ritmo bajó aún un par de puntos respecto al bajísimo del primer acto, y con la exhuberancia física de Camavinga (buen partido en lo táctico el suyo) y Valverde, le daba de sobra para dejar correr el reloj. El uruguayo soltó un zapatazo durísimo en jugada ensayada que casi supuso el 2-0, ejerciendo de despertador. Y funcionó.

 


Porque casi sin solución de continuidad, entre Rodrygo y Lucas Vázquez, los mismos que en la primera parte no supieron interpretar la defensa getafense, elaboraron una muy buena jugada por el costado izquierdo. El gallego entró por su banda, cedió al brasileño, se desmarcó buscando el pase atrás y cuando le encontraron, cruzó con la zurda para hacer el segundo y darle aún más tranquilidad al líder liguero. Tanto que Ancelotti le dio minutos a Ceballos… y a Gareth Bale, que volvió a pisar el rectángulo de juego del Bernabéu por primera vez desde el 26 de febrero de 2020, en Champions, ante el City, y ver cómo una sinfonía de pitos acompañaba su desempeño.

El partido estaba cerradísimo. La propuesta del Getafe no varió ni viéndose dos goles por detrás en el marcador y los de Ancelotti decidieron no gastar ni un gramo extra de energía ante la semana fantástica que se le viene encima. La vuelta con el Chelsea del martes y el partido del Pizjuán del domingo. La semana más importante de la temporada.