| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Elena Sánchez
Elena Sánchez

El escandaloso mangoneo del Gobierno en Televisión Española

El intervencionismo del PSOE y Unidas Podemos en la dirección de la televisión pública alcanza ya proporciones de escándalo. Urge poner límites a este ansia de control sin medida.

| ESdiario Editorial

 

 

Si por algo pasará a la historia el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos es por su ansia de control y su empeño en conquistar las mayores cuotas de poder posible. Y uno de los ejemplos más palmarios de esa pulsión dominadora es el intervencionismo descarado en los órganos de gestión y dirección de RTVE, como ha vuelto a quedar demostrado con el reciente decretazo urdido desde Moncloa sorteando al Parlamento y modificando las reglas de la Corporación de buenas a primeras.

En concreto, en la última sesión del Consejo de Ministros se dio luz verde a la modificación de los estatutos de la Corporación para otorgar poderes ejecutivos al presidente del Consejo de Administración, tras la dimisión de José Manuel Pérez Tornero y la elección de Elena Sánchez como presidenta interina. La oportuna incorporación a los estatutos de un "sistema de vacantía" concederá a la periodista muchas más competencias de los que inicialmente estaban asignados a la interinidad de su cargo. Y por desgracia, no parece que la intención del Ejecutivo con ello sea aumentar la autonomía del ente público.

PSOE y Unidas Podemos quieren asegurarse a cualquier precio el control de la televisión pública de cara al próximo ciclo electoral

Si ese fuera su propósito, Tornero seguiría muy probablemente en su puesto, pues fue el elegido en un renovado sistema de selección con el que, según el Gobierno de Pedro Sánchez, se quería salvaguardar, de una vez y para siempre, la independencia de la televisión pública. Pero en cuanto no se siguieron al milímetro ni el discurso ni los intereses de los socios de Gobierno, el mecanismo se declaró fallido, se presionó a Tornero para salir del ente y se maniobró para colocar a una responsable mucho más receptiva a los propósitos del Ejecutivo.

Una vergüenza sin paliativos que no parece que pueda contrarrestarse de inmediato. Justo el tiempo que necesitan los actuales socios gubernamentales para poner la máquina mediática pública a punto de cara a las necesidades propagandísticas del ciclo electoral que se avecina.

 

Desde el PP claman contra este "asalto" y esta "okupación" del ente público. Pero conviene que no olviden esta indignación cuando tengan la posibilidad de fijar, desde una posición de fortaleza en Moncloa y en las Cortes, unos acuerdos con todos los partidos lo bastante sólidos para impedir estos mangoneos y para lograr que la radio y la televisión pública estén de verdad al servicio del Estado y de la ciudadanía y no del Gobierno de turno.