| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Salvador Illa
Salvador Illa

El Gobierno se lava las manos de nuevo tras generar otro caos con la Navidad

Sánchez se vuelve a lavar las manos con la pandemia, como hace desde el verano, tras generar el enésimo caos por su deplorable gestión.

| ESdiario Editorial

 

El Gobierno ha vuelto a lavarse las manos en la gestión de pandemia, como viene siendo norma desde junio, y a una semana de la Navidad se desentiende de las probables restricciones derivadas del repunte de contagios y lo deja todo, de nuevo, en manos, de las Comunidades.

El ministro de Sanidad no fue al Consejo Interterritorial a asumir la responsabilidad que le corresponde, sino a fabricarle una excusa a Pedro Sánchez, bien para no asumir el coste de nuevas restricciones; bien para salvarse de las consecuencias sanitarias de no adoptarlas.

Por la mañana Sánchez anunció en el Congreso que el Gobierno no dudaría en imponer medidas duras: por la tarde, su ministro no varió ni una coma de las ya conocidas y les trasladó el problema a las regiones. Ahora las Comunidades deberán decidir si amplían las limitaciones conocidas (grupos de seis, toque de queda a la 1.00) o las amplían, asumiendo el precio de cualquiera de las opciones.

Lo cierto es que fue el Gobierno quien puso hace menos de un mes las condiciones, tras estar desaparecido desde que en junio dio por vencido al virus, de manera irresponsable. Y fue también quien las cambió en pocas horas.

Sánchez solo está para dar buenas noticias como la vacuna. Para las malas, se lo adjudica todo a las Comunidades

Y quien tiene la máxima capacidad, conferida por las leyes y el estado de alarma vigente: todo ello le da el mando único, aunque no lo ejerza y apueste por una “cogobernanza” que en la práctica equivale a quitarse de en medio para lo malo, como las restricciones, y ponerse al frente sin contar con nadie para lo bueno, como la vacuna.

El despropósito deja en el aire cientos o miles de desplazamientos organizados, con sus reservas correspondientes, y obliga a todos a esperar las indicaciones de los Gobiernos regionales, que han de ser rápidas y claras para intentar paliar un poco el nuevo caos generado por Moncloa, uno más entre tantos inducidos por una gestión nefasta desde marzo.

Pese a todo, lo sensato es limitar la movilidad al máximo, reducir los encuentros a los núcleos familiares y mantener la autoprotección: España ha vuelto a superar el umbral de los 200 contagios por cada 100.000 habitantes y la tercera ola ya está aquí. Aunque Sánchez presumiera en el Congreso de la buena marcha de la pandemia, de forma incomprensible, lo cierto es que volvemos a estar sumidos en un drama bien conocido.