| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez, con Felipe, Zapatero, Almunia y la imagen de Rubalcaba
Sánchez, con Felipe, Zapatero, Almunia y la imagen de Rubalcaba

El PSOE se rinde ante Sánchez y acepta todos sus abusos con Podemos, Bildu y ERC

Ni socialdemócrata ni heredero del 78 ni moderado: el PSOE sale de Valencia más entregado que nunca a Sánchez y sin atisbo de crítica o reacción a sus excesos.

| ESdiario Editorial

 

El PSOE ha cerrado su 40 Congreso Federal enterrando definitivamente cualquier conexión con su pasado, por mucho que la insistencia en relacionar a Pedro Sánchez con González, Almunia, Zapatero o Rubalcaba haya intentado ser su hilo conductor. Tan endeble como su apelación a un alineamiento con la socialdemocracia que solo existe en los discursos y de manera superficial.

El borrado de su currículum, clave para entender el salto de España desde 1978, se resume en la insólita aceptación por unanimidad de una hoja de ruta alejada, cuando no opuesta, a la tradición socialista: que nadie haya levantado la voz ante la alianza de Sánchez, cuando son sumisión, a partidos como Podemos, ERC y Bildu, es decepcionante.

 

Hasta Felipe González se ha doblegado a esa perniciosa deriva, indigna de quien combatió al terrorismo y fue crucial en la proclamación de una Constitución que este Gobierno debilita, negocia y somete al arbitrio de quienes no creen en ella y quiere cambiarla.

El PSOE no puede decirse heredero de la España del 78 y deberle el Gobierno a la vez a quienes trabajan para acabar con ella

Sánchez gobierna España gracias, en definitiva, a formaciones a las que el PSOE jamás se entregó. Y que nadie en el partido, desde sus viejos dirigentes hasta los barones regionales, se haya atrevido a decirlo y a oponerse, lo dice todo de la metamorfosis socialista: no se puede apelar a la España del 78 y, a la vez, blanquear a quienes trabajan a diario para acabar con ella.

¿Socialdemócrata?

Y lo mismo cabe decir del supuesto giro socialdemócrata, tan presente de palabra como inexistente de obra: aceptar la planificación económica del populismo de Podemos y del comunismo intervencionista de Yolanda Díaz; lanzar las leyes más sectarias de la democracia en materia educativa, sexual y casi moral; y promover el enfrentamiento y la división social con un discurso sustentando en el odio y la revancha dista mucho de la moderación socialdemócrata que prospera en otros países de Europa.

Sánchez no se ha parecido nunca, en su faceta de presidente, al PSOE reconocible para millones de españoles durante décadas, lo votaran o no. Pero el PSOE, viendo la rendición colectiva de Valencia, sí se parece ya del todo a su líder. Y cuando uno pierda, el otro tendrá muy difícil ya levantar la cabeza.