| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez con parte de su Gobierno
Pedro Sánchez con parte de su Gobierno

La jaula de grillos del Gobierno del PSOE y Podemos

España no está para experimentos económicos ni ideológicos fruto de la competición eterna entre PSOE y Podemos: falta criterio y sobran delirios.

| ESdiario Editorial

Podemos ha dejado claro que el nuevo curso político comportará un notable incremento de la presión hacia su socio, el PSOE, destinado a reforzar su desdibujado perfil propio. Es conocido que la parte minoritaria de una coalición suele tener dificultades de identidad, pues ni puede ejercer de oposición ni tiene sencillo anotarse los éxitos del Gobierno.

En este caso, sin embargo, esa dinámica agudizará el aspecto de jaula de grillos que ya tiene un Ejecutivo conformado más desde la necesidad que por sintonía: nadie más que Pedro Sánchez advirtió del peligro para España que suponía entregar parcelas de poder al partido fundado por Pablo Iglesias. Y nadie como él se desdijo de su propio análisis con tal de mantenerse en Moncloa, añadiendo en el viaje la perniciosa compañía del separatismo como aliado externo.

 

Con ese contexto, el repunte económico que ya está teniendo la salida de la pandemia y el optimismo que conlleva el chorro de dinero procedente de Europa puede generar una competición entre ambos socios por bien quién es más "social" y quién eleva más el gasto público.

España no se puede gobernar con el espejismo efímero de los fondos europeos ni a golpe de ocurrencia ideológica sectaria

Los avisos de Podemos sobre la a su juicio imprescindible subida del SMI, la nacionalización del sector eléctrico o el asentamiento de la renta básica van en esa dirección dilapidadora, nacida de la falsa creencia de quela economía global y particular del país puede depender de las medidas políticas que se adopten y no de la salud del tejido productivo, maltrecho en España.

Un futuro muy inquietante

Y las tragaderas exhibidas por el PSOE, que lejos de frenar ese afán lo hace propio y lo amplía incluso, no presagian nada nuevo: España no se puede enmendar con el espejismo de los Fondos Europeos, una solución provisional de duración efímera; pero el Gobierno sí puede sobrevivir con ellos hasta las próximas Elecciones, aunque después nos asole el frío.

Por último, si a la torticera agenda económica se le añade una perversa hoja de ruta ideológica, sustentada en un sinfín de leyes sectarias, la conclusión no puede ser más preocupante: España se está gobernando con una combinación de medidas económicas pomposas e inútiles y de delirios políticos frentistas. Nada bueno cabe esperar de esa mezcla, aunque tardemos algún tiempo en constatar sus efectos secundarios.