| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Luis Bárcenas, durante el juicio
Luis Bárcenas, durante el juicio

La sentencia a Bárcenas y la absurda causa general contra el PP

La condena al exgerente del PP desecha acusaciones contra el partido, que ya ha pagado sobradamente el precio político por sus propias responsabilidades, que no pueden ser eternas.

| ESdiario Editorial

 

La Audiencia Nacional ha condenado al exgerente del PP, Luis Bárcenas, a dos años de cárcel por pagar en B las obras de rehabilitación de la sede del partido, en la calle Génova. La sentencia admite dos lecturas: una estrictamente jurídica y otra política.

Sobre la primera, técnicamente hay un único condenado de peso, el célebre Bárcenas, a quien se le sentencia por como cooperador necesario de un delito de falsedad contable en relación con otro contra la Hacienda Pública, por el fraude al fisco del Impuesto de Sociedades de 2007 de la empresa Unifica y le impone una multa de 1,2 millones de euros. 

 

Técnicamente, se absuelve al PP de cualquier delito y simplemente se le considera responsable civil subsidiario de las maniobras evasivas de su gerente, obligándole a pagar una multa de apenas 123.000 euros: ni hay "organización criminal", como denunciaban sus rivales políticos; ni se ha detectado trama alguna de comisiones a cambio de contratos públicos.

Desde un punto de vista jurídico, pues, la sentencia no da para culpar de nada al PP, por mucho que la condena sea presentada por sus adversarios como una prueba de corrupción sistémica y de financiación ilegal del partido y de sus dirigentes durante años.

Pretender mantener una causa general abierta contra el PP, de manera eterna, no solo es improcedente: también es lesivo para la democracia e indiciario de la catadura política de partidos que luego aspiran a que los ERES o la financiación de Venezuela

En ese sentido, el fallo no considera acreditados los llamados “papeles de Bárcenas” salvo en lo relativo a la entrada de dinero de donaciones reguladas, pero no sometidas al fisco en su totalidad, para financiar la actividad de los populares en asuntos como la obra de Génova.

Ahora bien, el fallo sí tiene lecturas políticas evidentes. Y la mejor prueba de ello es que el actual presidente del PP, ya anunció hace meses el traslado a una sede nueva que ahora se entiende muy bien: Casado tenía razón al anunciar la mudanza, un gesto que viene a reconocer la responsabilidad política de las anteriores direcciones en los manejos de Bárcenas y la decisión de abrir una nueva etapa alejado de ese fantasma.

Contra las causas generales

En derecho, las sentencias no juzgan hipótesis, por razonables que parezcan, sino hechos: sea con la Gürtel o con los ERES. Y las consecuencias políticas, que son paralelas, en este caso parecen ya abonadas en las urnas, en su día, y con la renovación de la cúpula directiva del PP. 

Con ese precio ya pagado, y de forma desmedida incluso con aquella moción de censura desmesurada, pretender mantener una causa general abierta contra el PP, de manera eterna, no solo es improcedente: también es lesivo para la democracia e indiciario de la catadura política de partidos que luego aspiran a que los ERES o la financiación de Venezuela sean orillados o zanjados sin la asunción de ninguna responsabilidad.