| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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España no se merece un presidente que juega con los ciudadanos a su antojo

| EDITORIAL Editorial

 

 

El coordinador electoral del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ha anunciado la posibilidad de que las Elecciones Generales se celebren el próximo 26 de mayo, coincidiendo con la cita electoral ya programada para los comicios Europeos, Autonómicos y Municipales. Una especie que su jefe de filas, Pedro Sánchez, ratificó a su manera minutos después, avalando esa posibilidad pero sin concretar nada más allá de que es prerrogativa suya decidir la fecha exacta.

Las Elecciones debieron convocarse nada más prosperar la moción de censura. Y ahora deben convocarse si no hay presupuestos: con urgencia

Estamos, pues, ante la enésima ocasión en que Sánchez y su Gobierno juegan con España para adaptarlo todo a sus necesidades y objetivos y, de paso, para camuflar a duras penas los serios problemas que ha provocado esa insólita actitud.

Porque si hay Elecciones Generales no es porque "el presidente lo decida", como le gusta decir una y otra vez a Sánchez, sino porque su Gobierno ha sido incapaz de aprobar unos Presupuestos Generales por segunda vez y resume con ello la falta de idoneidad para ejercer unas funciones que no le encomendaron los ciudadanos pero se arrogó con una moción de censura tan técnicamente legal como políticamente ilegítima por la naturaleza de sus socios y la debilidad resultante.

La Moncloa se ha convertido, exclusivamente, en un trampolín propagandístico de un presidente irresponsable que ha compensado la falta de votos con respaldos nefandos que solo pueden provocar dos tipos de resultados: o la sumisión del poder Ejecutivo al populismo de Podemos y al independentismo de Cataluña; o el bloqueo del país en un momento especialmente delicado por la conjunción de desafíos territorial y económico.

Un engaño

Que con ese contexto Sánchez se atreva a lanzar una cortina de humo sin ninguna precisión es inadmisible, y denota la escasa responsabilidad que ha caracterizado su trayectoria política, primero en el propio PSOE y después en el Ejecutivo. Con presupuestos nuevos y sin ellos consultar a los españoles es una obligación elemental, como él mismo reconocía para maquillar su acceso al Gobierno por la puerta de atrás. Pero sin ellos, es una urgencia.

La Moncloa se ha convertido en un trampolín propagandístico de Sánchez, al margen de la responsabilidad elemental que debe tener su inquilino

Y no caben cálculos que no obedecen a otra razón que no sea la estrategia personal del presidente, pues a poco que respetara las funciones que ejerce y fuera consciente de la representación que ostenta, sabría que acudir a las urnas con la mayor rapidez es una urgencia democrática. 

España no se merece un presidente que no ganó en las urnas, se niega a pedirle su opinión a los ciudadanos, depende a la vez de Podemos y del soberanismo y además es incapaz de aprobar unos Presupuestos Generales. Exigirle Elecciones debiera ser, por ello, el único punto del orden del día del PP y de Ciudadanos, la única oposición con capacidad de ser escuchada ya por una opinión pública cada vez más indignada y anestesiada a la vez.