| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso
Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso

Ayuso debe presidir el PP madrileño y Casado el Gobierno de España

El PP tiene que zanjar con rapidez la polémica interna hinchada por sus rivales y hacer lo correcto y necesario para que su unidad y fortaleza no se resientan: no es tan difícil.

| ESdiario Editorial

Aunque da la sensación de que tanto Pablo Casado cuanto Isabel Díaz Ayuso rechazan sinceramente cualquier polémica interna a cuento de quién y cuándo debe presidir el PP madrileño; lo cierto es que la situación se ha descontrolado más allá de lo recomendable y el debate ocupa ya un espacio público preferente.

Algo incómodo para ambos y, sin duda, tan negativo para los intereses del PP como productivo para los de Pedro Sánchez y el PSOE: ni en el mejor de los sueños podrían pensar una ayuda tan excelsa de sus rivales en un momento enormemente negativo para el presidente del Gobierno, que lleva camino de sufrir en España lo que ya padeció en mayo en Madrid.

Precisamente eso es lo que debe mover al PP a tomar decisiones rápidas que zanjen la incipiente polémica y vuelvan a poner el foco en su necesaria labor de oposición. En ese sentido, tan razonable es que Díaz Ayuso quiera dirigir a su propio partido en su Comunidad como que Casado piense que lo mejor es ubicar esa decisión en un calendario nacional con otras prioridades.

Ayuso se ha ganado el derecho a presidir el PP de Madrid. Y Casado a ganarle las Elecciones a Sánchez: su acuerdo debe ser sencillo, pues

Ni lo primero significa que Ayuso discuta el liderazgo de Casado ni lo segundo equivale a que corten las alas a la baronesa madrileña. Pero esa idea puede asentarse si, en lugar de atajar la polémica con rapidez, se mantiene abierto un debate que con seguridad explotarán los contrincantes de ambos en beneficio propio.

 

Lo cierto es que Ayuso se ha ganado el derecho a encabezar al PP en Madrid, como de hecho ya lo hacen con acierto sus homólogos en Andalucía, Galicia o Castilla y León. Y lo cierto, también, es que Casado ha colocado a su partido en condiciones de ganar las Elecciones tras una larga y dura travesía del desierto.

Compaginar ambas evidencias no debe ser tan difícil. Y desde luego que el calendario, sea cual sea, es menos importante que prolongar una controversia innecesaria que concede una baza inesperada a un rival más fácil de derrotar con el esfuerzo de ambos y un trabajo en equipo bien sencillo de diseñar.