| 21 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Iniesta, un símbolo de una España humilde, esforzada, tranquila y ganadora

La despedida del jugador que mejor simboliza el avance de todo un país desde el sentido común, el trabajo en equipo y el talento es una lección inolvidable. Él encarna la mejor España.

| ESdiario Editorial

 

 

La despedida del fútbol español de Andrés Iniesta, el pequeño jugador albaceteño que ha jugado 22 años consecutivos en el Barça desde la infancia hasta la madurez, removió las emociones de millones de personas, y no sólo de aficionados al fútbol ni al equipo blaugrana.

Ese impacto es, precisamente, lo que le da la condición de símbolo de todo un país, un título que no figura en ningún palmarés oficial pero casi nadie consigue: en él se resumen las expectativas de toda una sociedad y se concitan todos los ideales a los que se aspira colectivamente, concentrados en su célebre gol frente a Holanda que el dio a España un Mundial inolvidable.

Pese a estar en un club volcado con el procés, Iniesta siempre ha sido un símbolo de la España ganadora y tranquila

Pero es algo más. Su aspecto físico, su verbo tranquilo y su actitud personal y deportiva resultan fácilmente identificables para el ciudadano medio; y sus éxito y talento subliman sus esperanzas y los enmarcan en un contexto comunitario de valores y colores definitorios de un país.

Esfuerzo y talento

Pese a estar en un club insólitamente convertido, a menudo, en una plataforma del procés independentista; Iniesta ha prevalecido como emblema de España: querido y reconocido por todos, lo que ha ganado y cómo lo ha ganado son un espejo en el que el país se ha visto reconocido y mejorado. Si el pequeño Andrés podía ganarlo todo, con una mezcla de esfuerzo y talento no muy frecuente, España también.

 

 

En ese sentido, el auge de la Selección ha coincidido con el despegue definitivo de la propia España con una democracia liberal moderna, alojada entre las más desarrolladas del mundo tras un esfuerzo compartido de décadas que colocó al país entre los más avanzados del planeta: el paralelismo entre el equipo nacional y el propio país es evidente, y el liderazgo de Iniesta en ese proceso, también.

Virtudes totales

Una última virtud explica el inmenso afecto y reconocimiento del que disfruta y disfrutará ese chaval convertido ya en veterano: la humildad para hacer maravillas y la tranquilidad para disfrutar de los beneficios de todo tipo que eso le reporta.

Iniesta es una leyenda, en fin, por ser un espejo donde todos queremos reflejarnos, pero también un altavoz de los mejores efectos que tiene para un país hacer las cosas con sensatez, discreción y en equipo. Se va un enorme jugador, pues, pero queda una bandera que ojalá, en tantas cosas, se ondee con su misma brillantez y constancia.