| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Frankenstein se derrumba: el negocio de Sánchez, Iglesias y Junqueras hace aguas

El intento de alianza del PSOE con Ciudadanos ha hecho saltar por los aires la espuria coalición de intereses que gobierna España desde la moción de censura.

| ESdiario Editorial

 

La aparatosa crisis de Gobierno generada por Pablo Iglesias ha evidenciado las tiranteces existentes entre PSOE y Podemos pero, también, la dependencia del presidente Sánchez de su socio de coalición: al marcharse el primero a la candidatura en la Comunidad de Madrid, el segundo ha acatado sus instrucciones para cubrir su relevo, con un único matiz: su sustituta, Yolanda Díaz, será solo vicepresidenta tercera para mantener la cartera de Trabajo.

En una situación de cohesión, ni un vicepresidente se marcharía del Gobierno a disputarle unas Elecciones a su socio ni éste aceptaría una remodelación del Ejecutivo al gusto del dimisionario.

Todo ello prueba la existencia de un “matrimonio de conveniencia” que nadie puede romper pero nadie en realidad quiere, sustentado en el interés por repartirse el poder pero sin ninguna sintonía ni objetivo compartido.

La factura

Esa zozobra se agudiza por la existencia de un “tercer socio”: los partidos separatistas catalanes y vascos. Los primeros están a punto de sellar un acuerdo para gobernar la Generalitat sin contar con el PSOE, lo que sin duda agravará la debilidad de Pedro Sánchez. Y mientras siguen pasando su factura, en forma de ley de amnistía para los presos catalanes.

Estamos viendo la degradación de un Gobierno formado para hacer un negocio, sin ningún proyecto compartido

Moncloa ha fracasado con estruendo en sus dos grandes operaciones políticas: primero la “Operación Illa” para gobernar Cataluña o asociarse con ERC y consolidar su alianza en Madrid. Y después la “Operación Murcia”, para absorber a Ciudadanos y tal vez adelantar Elecciones Generales con una apariencia más moderada y el impulso de las vacunas y los fondos europeos.

El resultado de todo ello es que el PSOE se ha enemistado con todos sus socios sin ganar a cambio otra alianza: al contrario, ha devastado a Ciudadanos, víctima de la cadena de errores y ambiciones de su dirección, y le ha quitado un competidor al PP y VOX que agrupará mejor al centroderecha y hará más sencillo que traduzca sus votos en más escaños.

 

Iglesias ha aprovechado la crisis para tener una excusa de saltar a Madrid, donde necesita tener presencia parlamentaria. Pero aunque se elucubre mucho sobre el fin de su liderazgo, los hechos ponen en cuarentena esa afirmación.

No ha dimitido como diputado en el Congreso, al que puede volver cuando pase el 4 de mayo si no recoge el acta de la Asamblea de Madrid; mantiene el peso de su partido en el Gobierno y estará más libre sin formar parte de un Gobierno que sin embargo, seguirá controlando en parte.

El intento de coalición con “Más Madrid”, rechazado por Errejón, confirma el gallinero general que conforma la izquierda y rodea al Gobierno de España: todos están enfrentados con todos, sean socios formales como Podemos; aliados externos como ERC o hermanos ideológicos como Más Madrid. Y quien paga la factura es España, sumida en la mayor crisis de su historia reciente y dirigida, a la vez, por una coalición de populistas y socialistas incapaz de soportarse ellos mismos.