| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, a finales de diciembre
Pedro Sánchez, a finales de diciembre

Desastre: sin vacunas, con los contagios disparados y el Gobierno desaparecido

España recibirá la mitad de las vacunas el lunes por un problema de Pfizer, justo cuando los contagios se disparan un 155% y el Gobierno se limita a ser un testigo de todo.

| ESdiario Editorial

 

España vuelve a vivir momentos trágicos con la pandemia, agravados por el agotamiento moral, económico y de todo tipo de una población cansada tras casi un año de sufrimiento, dolor, desesperanza e incertidumbre: sensaciones tan necesitadas de gestión política como las meramente sanitarias, pues ofrecer un horizonte veraz, sin adornos pero con precisión, también es obligación de los poderes públicos.

Lo cierto es que la acumulación de cifras perversas agudiza la pendiente emocional colectiva, alentada por un Gobierno que antes de Navidades cometió el mismo pecado que antes del verano: vender una falsa sensación de seguridad, con fines políticos, que probablemente haya agravado los estragos de la llamada tercera ola.

En síntesis, España está en enero casi como en marzo del año pasado: los contagios han crecido un 155% en las dos últimas semanas;  la mortalidad real supera las 80.000 víctimas por mucho que el Gobierno se empeñe en esconderlo; las restricciones se acercan cada vez más a un nuevo confinamiento y, por si fuera poco, la ya lentísima vacunación se va a retrasar aún más por un problema de Pfizer que necesita urgentes explicaciones de Sanidad.

Este lunes, apenas llegarán a España la mitad de las 350.000 dosis del antídoto previstas, por la incomprensible decisión de su principal fabricante, que alega la necesidad de parar la producción para mejorarla y hacerla más ágil de aquí a unas semanas.

El Gobierno y Sánchez están desaparecidos desde el verano tras firmar la peor gestión de la pandemia de toda Europa

En la práctica, se reducirá durante incluso un mes, en un momento clave, una campaña que solo ha sido rápida en la autopromoción del Gobierno pero que, a la hora de la verdad, avanza a paso de tortuga: solo un 1.62% de la población española esta inmunizada, tras constatarse que a la extrema urgencia para la población no le ha acompañado una gestión rauda de la Administración, de vacaciones navideñas o lastrada por la burocracia y el gremialismo.

Todo ello compone un paisaje desasosegante que se remata por la incomprensible actitud del Gobierno, incapaz de asumir la responsabilidad que tiene y dispuesto a mantenerse en un negligente papel de testigo y comentarista de las decisiones, más y menos eficaces, adoptadas por las Comunidades Autónomas.

 

Que el mismo presidente que impulsó el estado de alarma más prolongado de Europa, vigente hasta mayo; sea a la vez el que más desaparece cuando arrecia el temporal, lo dice todo de sus prioridades e intenciones.

En la comparación con líderes como Merkel o Macron, que han asumido en primera persona el timón de sus naciones en los peores momentos, Sánchez sale muy mal parado. Pero España, y esto es lo importante, queda maltrecha y con la sensación de que es una nave a la deriva.