| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La esperpéntica apertura de la legislatura adelanta el desastre que viene

El circo del Congreso es el presagio del futuro inmediato, con un presidente del Gobierno elegido por un delincuente encerrado en prisión por sedición contra España.

| EDITORIAL Editorial

 

 

Que la XIV legislatura se abriera oficialmente con un homenaje desde la tribuna a Oriol Junqueras y otros condenados por sedición, proclamado por una joven diputada de ERC; lo dice todo de cómo van a ser probablemente los próximos años en España.

O bien de agitación institucional, con las Cámaras de representantes sometidas a los circos de cualquiera de los 16 partidos que pueblan el Congreso o los 20 del Senado o, en su defecto, entregadas a sus excesos y peticiones.

En ambos casos, el horror está asegurado y tendrán consecuencias muy negativas en un momento de adversidad económica del que los malos datos del paro o el desastre educativo consagrado en el informe PISA son dos pruebas rotundas.

 

Pero si algo indica la impunidad con que el independentismo se mueve e interviene en la Cámara Baja es la inminencia del pacto que el PSOE y ERC firmarán, cuando termine su paripé negociador, sin que a estas alturas se sepa a ciencia cierta en qué consistirá el intercambio de favores.

Sí se sabe la conclusión, y es inquietante: Pedro Sánchez volverá a ser presidente de España gracias, con probabilidad, a un delincuente convicto que cumple plena de prisión por alzarse contra al Constitución en un acto de sedición castigado penalmente.

 

 

Que Sánchez le deba su investidura a Junqueras, como ya se la adeudó a él a otros líderes soberanistas con la moción de censura, es en sí mismo una tragedia para España, pues ni los más ilusos ni los más seguidistas podrán negar fácilmente el contrasentido que encierra entregar la estabilidad de un país a quién está entre rejas por desestabilizarlo.

Ante ese panorama tétrico, para ahondarlo, no se perciben antídotos ni respuestas a corto plazo mínimamente útiles. Ciudadanos ha quedado minimizado y no tiene un norte claro pese a los esfuerzos de Arrimadas; VOX sigue centrado en una hoja de ruta guiada por sus intereses y crecimiento y el PP, que es el único con visión de Estado pero no tiene las fuerzas suficientes.