| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Podemos y una parte del PSOE se retratan de nuevo con su respaldo a Maduro

| EDITORIAL Editorial

 

 

Por acción u omisión, la izquierda española se está retratando de forma lamentable con su respaldo o indiferencia hacia el drama venezolano, que no admite ni equidistancias ni silencios. No lo ha mantenido Podemos, ni sus partidos satélites como IU, pero en el sentido opuesto al razonable: llamar Golpe de Estado a la resistencia democrática y constitucional a la tiranía de Maduro, deudora de la de Chávez, es de una indignidad extrema.

Especialmente en un contexto de represión, que se ha cobrado trece vidas en las últimas horas; de persecución de la oposición desde hace años; de asalto a las instituciones para imponer un monocultivo ideológico tiránico y, sobre todo, de hambruna masiva en un país que se abonó a la democracia incluso antes que España.

El origen chavista

El origen chavista de Podemos es incuestionable, desde un punto de vista ideológico y financiero en lo relativo a sus fundadores, y su intento por distanciarse cínicamente para no pagar una alta factura en España ha quedado en evidencia por el lamentable apoyo de Iglesias, Monedero o Garzón al sátrapa que martiriza a su pueblo.

 

Podemos se retrata negando la democracia en España y apoyando la tiranía de su amigo Maduro en Venezuela

Tampoco lo ha hecho muy bien el Gobierno de Sánchez, sin llegar a ese extremo. Puede ser comprensible la búsqueda diplomática de una respuesta conjunta de toda la Unión Europea, timorata una vez más; pero es incomprensible la falta de discurso político en un país que debe ejercer su autoridad moral e histórica en Latinoamérica en los grandes momentos.

¿Y Zapatero?

Especialmente cuando Zapatero, exlíder socialista, no se modera en llenar ese vacío con lisonjas al régimen que, bajo la supuesta buena intención de facilitar el diálogo, en realidad lo blanquean.

El reconocimiento al autoproclamado presidente Guaidó, que se sirve del precepto constitucional de llenar el vacío de un presidente que se niegue a tomar posesión en la Asamblea Nacional, es indispensable para deponer a Maduro y encauzar a aquel bello país por el cauce de la democracia auténtica. Ésa que existe en España, aunque lo niegue vergonzosamente Podemos; y no existe en Venezuela, aunque allí haga la vista gorda.