| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Menores atendidos en Ceuta
Menores atendidos en Ceuta

¿Ya no es fascista devolver a menores de edad a Marruecos, presidente?

Afganistán y Ceuta retratan la naturaleza hipócrita de un Gobierno que presume de valores pero luego mira para otro lado o hace lo que hace unos días consideraba "ultraderechista".

| ESdiario Editorial

La devolución de hasta 700 menores a Marruecos desde Ceuta, gestionada por el Ministerio del Interior pero obviamente decidida por el propio Pedro Sánchez, está sirviendo para retratar la naturaleza hipócrita del Gobierno y, además, las tensas relaciones entre los dos socios que lo conforman.

Y su coincidencia con la crisis en Afganistán, un terreno magnífico para poner en práctica los principios de los que tanto alardean pero a la postre otra ocasión para demostrar que todo es pura retórica; termina de definirlo de manera poca decorosa.

 

Hace apenas tres meses, repatriar a menores de edad llegados a España por impulso de Rabat era una medida ultraderechista porque la pedía VOX. Ahora es política gubernamental, sin la supervisión o el conocimiento de la Fiscalía General, del Defensor del Pueblo o de Naciones Unidas: ninguna de las instituciones fue consciente de cómo el Gobierno, en lotes de quince personas, devolvía a su origen a esos marroquíes utilizados como moneda de cambio por el Rey Mohamed.

El Gobierno mira para otro lado en Afganistán y hace con Marruecos lo que era "fascista" cuando lo pedía VOX

No se trata de discutir el desenlace, pues parece razonable la reunificación familiar y en todo caso es inasumible la inmigración descontrolada, pero sí de denunciar la hipocresía de un Gobierno que hace demagogia con problemas políticos complejos para, al final, solventarlos de una manera frontalmente opuesta a sus discursos.

Bochorno tras bochorno

Que Podemos utilice este episodio para cargar contra el PSOE demuestra que su demagogia es inamovible pero coherente. Y también que carece de la lealtad mínimo y el sentido de Estado que cabría esperar de un partido que, siendo Gobierno, intenta parecer oposición callejera.

Si a todo ello se le suma el bochorno internacional en Afganistán, abandonada a su suerte por los mismos que fabulan con inexistentes problemas con los derechos humanos en Occidente y miran para otro lado cuando están realmente en juego en otros países, la conclusión no puede ser más desoladora. Ni descriptiva de la política evanescente de un Gobierno de verbo hueco e improvisaciones constantes.