| 14 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Álvarez de Toledo sobraba desde el principio: Casado acierta con su relevo

La ya exportavoz ha confundido la solidez de los principios con la dureza agresiva y la libertad de criterio con la indisciplina constante. Más que ayudar, dañaba.

| ESdiario Editorial

 

 

Pablo Casado anunció al fin una decisión que estaba cantada desde hace tiempo: el relevo de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del PP en el Congreso de los Diputados y su sustitución por Cuca Gamarra, dentro de una reorganización de la dirección del partido que incluye el ascenso del alcalde Almeida a la portavocía nacional y el de Ana Pastor a una vicesecretaría general.

Son tres movimientos razonables que responden a la imperiosa necesidad de adaptarse a los tiempos y de replicar con inteligencia a la hábil campaña de un Gobierno radical que, sustentado en una poderosa maquinaria televisiva, cuelga con fortuna esa etiqueta a sus rivales mientras profundiza como nadie en el sectarismo y las alianzas con los verdaderos radicales.

Que un Ejecutivo compuesto por Podemos y sustentado en el separatismo se permita descalificar a la oposición más proclive al pacto de la historia, con tal de maquillar su negativa a sellar acuerdos con ella; es sonrojante. Pero que además consiga instalar esa idea en el imaginario colectivo, requiere una respuesta.

Y Álvarez de Toledo, cuya valía intelectual y discurso político son incuestionables, no lo era. Porque para librar la imprescidinble "batalla cultural" que sin duda ha de disputarse a la izquierda más demagógica de nuestra historia reciente; no hace falta movilizarla con un discurso incendiario, una actitud altiva y una indisciplina constante.

 

 

A un proyecto político se le ayuda entendiendo cuáles son los mejores medios para alcanzar un fin y no eligiendo los que cada dirigente quiere para alejarle,  aunque sea injusto,  de la meta señalada. Cayetana no ofendía por lo que decía, sino por su manera de decirlo, haciendo que incluso compañeros ganadores como Feijóo o Moreno se sintieran menospreciados por ella.

El PP acierta pues con su sustitución, que no debe significar una renuncia a los postulados que la propia Cayetana defendía, sino un perfeccionamiento inteligente de los mismos acorde con un paisaje en el que se premia la moderación pero hay que hacerla compatible con los principios.

La decisión de poner como portavoz del PP a José Luis Martínez-Almeida, quizá el único político español reforzado en la pandemia, es otro acierto indiscutible. Y el reposicionamiento de Ana Pastor como imagen de los populares también: ambos demuestran a diario que se puede defender cualquier idea sin convertirlo en una pelea hosca que, lejos de derrotar al rival, le refuerza, le cohesiona y le legitima. Por muchos abusos, negligencias y errores que cometa.