| 23 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez y Donald Trump
Pedro Sánchez y Donald Trump

Pedro Sánchez es más peligroso que Donald Trump por su asalto a la Justicia

El intento sistemático de doblegar y subordinar al Poder Judicial es un desafío a los pilares del Estado de Derecho y de la propia democracia que debe ser frenado sin ambages.

| ESdiario Editorial

 

Con el Congreso y el Senado de incomprensibles vacaciones y las sesiones de control suspendidas; el Gobierno ha aprovechado para impulsar su "ley exprés" de bloque del Poder Judicial, a quien se pretende tener paralizado hasta que Sánchez e Iglesias puedan imponerle la reforma que persiguen desde hace meses.

Si las formas son lamentables, el fondo es inaceptable: se pretende adaptar un poder independiente, definitorio de un Estado de Derecho sano, a las necesidades de un Gobierno que ya controla el ejecutivo y el legislativo, con un objetivo tan perverso como evidente: acabar con un contrapeso a sus excesos y obstáculo a sus planes.

De un lado, se enfrían las acciones judiciales en marcha por la nefasta gestión de la pandemia, objeto de una veintena de querellas y denuncias firmadas por los propios sanitarios; o por los chanchullos de Podemos con dinero público a través de la consultora Neurona.

Ni Donald Trump se ha atrevido a invadir el Estado de Derecho como Pedro Sánchez, poniendo sus cimientos en riesgo

Y de otro, se vislumbra el intento de control del Tribunal Constitucional, clave para frenar los desvaríos independentistas y la tolerancia, evidente, que este Gobierno muestra ante ellos. El nombramiento de una ministra como nueva Fiscal General o la invasión de la Abogacía del Estado dan pistas, bien elocuentes, de la visión que existe en Moncloa del Poder Judicial.

A lo siniestro del objetivo, se le añade lo deplorable del modus operandi, con el desprecio a consultar al Consejo General del Poder Judicial y a la Comisión de Venecia, dependiente de la Unión Europea y responsable de tutelar la calidad de la democracia en los países miembros: la negativa a recabar los informes de instancias de la mayor autoridad y jerarquía es, en sí misma, una prueba de cargo contra los planes del Gobierno.

 

El mensaje lanzado a la Justicia es, en definitiva, bien sencillo de resumir: o rendición o bloqueo. Que lo haga un Gobierno bajo sospecha, con un país sumido en la ruina sanitaria y económica, lo dice todo de sus prioridades, de sus intenciones y de su falta de límites: ni siquiera los que fija la Constitución, los usos democráticos y las normas europeas le parecen suficientes. Ni el criticado Donald Trump se ha atrevido a tanto como Pedro Sánchez.