La amenaza de Podemos de manifestarse contra su propio Gobierno refleja la descomposición y el desnortamiento de una coalición perjudicial para los intereses de España.
La alocada disposición de Podemos a convocar o participar en manifestaciones contra su propio Gobierno por el disparatado e injusto precio de la luz confirma el carácter destructivo de una coalición interesada y, de manera rotunda, pone en entredicho la propia Presidencia de Pedro Sánchez.
Más allá del cinismo de Podemos, que quiere estar a la vez en las instituciones y en la calle y se comporta como si fuera la oposición para desprenderse de su responsabilidad en el atraco tarifario, subyace un problema de origen: la alianza de Sánchez con Iglesias, como la del PSOE con ERC y Bildu; nunca respondió a una comunión de principios y de objetivos; sino a una mera suma artificial con la que todos se garantizaban su cuota de poder. Y de presupuestos.
El obsceno cambalache que ese negocio político ha originado es bien conocido y toca todos los palos: desde el asalto al poder judicial o la concesión de indultos; hasta la imposición de leyes y normas educativas regresivas y cantonalistas o la concepción quinquenal de una tipo de economía planificada que solo genera estragos.
El caso del tarifazo eléctrico resume a la perfección ese desastre. De un lado, tenemos un Gobierno incapaz de evitar que un español pague más por la luz que un francés o un alemán, con la mitad de sus salarios. Y de otro, padecemos reacciones posteriores que oscilan entre el despropósito y directamente el desastre, en un clima de confrontación interna desasosegante.
La luz soporta un 60% de sobrecoste derivado de impuestos y peajes con los que el Gobierno obtiene 11.000 millones de euros anuales. Y el remedio no puede ser nacionalizar el sector con una gran empresa pública que no solvente ninguno de los problemas y genere otros nuevos.
Si ésa es la alternativa de Sánchez, se entiende muy bien por qué España, con la peor crisis económica de Europa, avanza en el sentido contrario al necesario para -nunca mejor dicho- ver la luz al final de tan largo túnel.