| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El Rey Felipe y Pedro Sánchez
El Rey Felipe y Pedro Sánchez

El Rey Felipe obliga a Pedro Sánchez a elegir: o España o Podemos y ERC

El discurso del Jefe del Estado no puede ser aplaudido por el PSOE si, a continuación, mantiene su perversa alianza con los enemigos de la Transición y la Carta Magna.

| ESdiario Editorial

 

España conmemoró el 40 aniversario del 23F con la sensación de que, de nuevo, la democracia estaba amenazada. El propio Rey Felipe tuvo que recordarlo, con un discurso de la altura y profundidad de aquel que se vio obligado a hacer el 3 de octubre de 2017, en plena asonada del independentismo catalán.

Si hace 40 años la desestabilización vino de ámbitos militares y fue muy directa; hoy es más sutil pero se impulsa desde dentro de las propias instituciones, donde se cocina a fuego lento un desafío sostenido al Estado de Derecho por la pinza del populismo y del separatismo y la intervención de ambos en el Gobierno.

Que no haya pistolas ni escenas tan ignominiosas como la protagonizada por Antonio Tejero no significa que el pulso no sea igual de grave o más aún, pues a las exigencias antisistema de Podemos y las rupturas unilaterales del secesionismo se le añade la dependencia que de ambos tiene el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, auténtico catalizador de una hoja de ruta nefanda que, por el mero hecho de atenderse, ya encuentra una legitimación inaceptable.

 

Frente a ese paisaje desolador, el discurso del Rey supuso un aviso y un calmante, sustentado en dos ejes necesarios: de un lado recordó que la mejor versión de España se hizo desde el consenso y la reconciliación, simbolizadas en la Transición y en el papel de don Juan Carlos aquel 23F. Pero de otro, insistió que en un futuro razonable del país depende de la vigencia de esos valores y de su traslación a una estructura jurídica, institucional y social.

Sánchez o puede aplaudir al Rey por la mañana y reforzar su alianza con Iglesias por la tarde: es incompatible

Que una parte del Gobierno aprovechara la efeméride para insistir en su acoso a la Corona y que la otra, pese a las tensiones, insistiera en la solidez de su alianza con Podemos; demuestra cuán necesarias son las palabras del Jefe del Estado y qué seria es la amenaza que explicó.

Porque lo verdaderamente inquietante no es que existan políticos y discursos como los de Iglesias o Junqueras, sino que ambos se conviertan en determinantes por mor de un dirigente, Pedro Sánchez, que intenta siempre soplar y sorber a la vez: no se puede estar con la Constitución y depender a la vez de Podemos y ERC.

Como no se puede aplaudir a este Rey y confinar en el destierro a su predecesor mientras se mira hacia otro lado con los escándalos judiciales de sus socios de legislatura. Sánchez tiene que elegir dónde está. Y los antecedentes dejan claro que, hasta ahora, siempre ha elegido el lado incorrecto. De forma reiterada y a pesar de disponer de alternativas que una inmensa mayoría de españoles apoyaría.