| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
El Rey Mohamed de Marruecos
El Rey Mohamed de Marruecos

Otro volantazo de Sánchez en el Sáhara sin contar con nadie ni explicar nada

No se puede enterrar medio siglo de posición en el Sáhara con una carta privada a Marruecos y sin compartir la decisión con la oposición y dar explicaciones a la ciudadanía.

| ESdiario Editorial

 

El Gobierno ha desatado un conflicto diplomático de primera magnitud con Argelia, un país decisivo para el suministro de gas cuya relevancia en este campo será aún mayor si Europa comienza a prescindir de Rusia como proveedor de casi la mitad de sus necesidades.

Argel ha retirado a su embajador en Madrid tras conocerse una carta de Pedro Sánchez al Rey Mohamed de Marruecos en la que, en resumen, aceptaba la condición del Sáhara como una “autonomía” de algún modo subordinada a Rabat.

 

El entusiasmo con que Marruecos ha recibido la concesión, hasta el punto de celebrarlo en público y dejar volver a su embajadora a Madrid (ausente desde la entrada del líder polisario a España de manera clandestina hace un año); contrasta con la indignada reacción de Argelia, enemiga de Rabat en general y por el Sáhara en particular.

Más allá del fondo, ya las formas utilizadas por Sánchez son inaceptables: no se puede adoptar una decisión que afecta a los intereses internacionales de España con una carta; sin consultarlo con nadie y cambiando caprichosamente la posición histórica española, partidaria de permitir a los saharauis decidir su futuro.

Si hay otras razones de Estado, Sánchez debería haberlas compartido antes con el PP y después con la opinión pública. Para que todos decidan si dejarse "perdonar" por Marruecos es suficiente

Resulta evidente que Sánchez ha hecho este gesto para reconciliarse con Marruecos, pero también con su gran aliado occidental, los Estados Unidos. Pero hacerlo a costa de enemistarse con Argelia, clave en la política migratoria y energética, comporta riesgos que el Gobierno parece no haber medido.

¿Acuerdo o chantaje?

Más que llegar a un acuerdo público y positivo para las partes, Sánchez ha cedido a un chantaje de Marruecos a costa de generar un problema con Argelia, que se siente traicionada, y alimentar a medio plazo una escalada similar de Rabat contra Ceuta y Melilla, por mucho que ahora parezcan fuera de la agenda.

Si hay otras razones de Estado, y quizá las haya porque la alternativa a ello es el desastre, Sánchez debería haberlas compartido antes con al menos el PP y después con la opinión pública. Para que todos decidan si dejarse "perdonar" por Marruecos con la inmigración controlada o con el respeto a las ciudades autónomas en el norte de África o Canarias es suficiente para cambiar casi 50 años de posición firme con la vieja colonia española.