| 07 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Pablo Iglesias conduciendo su programa de internet 'La Base'
Pablo Iglesias conduciendo su programa de internet 'La Base'

Lo que no quiere saber Pablo Iglesias

El líder de facto de Podemos ha vuelto a alardear de su poder sobre la formación con ataques velados a Yolanda Díaz, aunque los hechos confirman a diario que su tiempo está más que pasado.

| ESdiario Editorial

 

Nada le gusta más a Pablo Iglesias que jactarse de ejercer un poder totalitario. Ya sea como 'telepredicador' en su programa de internet, en sus apariciones como tertuliano donde le dejan o, como este fin de semana, sermoneando a la grey de Podemos en su condición de líder de facto de la formación morada.

Y dentro de esa diatriba, lo más llamativo han sido las advertencias que ha lanzado a Yolanda Díaz para que se someta a su yugo, lo que paradójicamente ha permitido constatar lo fuera de tiempo y lugar en que se halla el otrora vicepresidente del Gobierno y la posibilidad de que Podemos y Sumar sean rivales y no aliados.

Lo que no reconoció Iglesias, ni nadie en la masa morada quiso recordarle, es que fue él quien colocó a Yolanda Díaz como líder de Unidas Podemos y candidata a sucederle en el liderazgo de la coalición de extrema izquierda, sin consultárselo a nadie. Incluida la propia Díaz.

 

Desde entonces la actual vicepresidenta ejerce como futura candidata, al tiempo que niega que haya decidido ya serlo y proclama su alejamiento de los partidos políticos. Considera a estos una fórmula del pasado y su intención es desmarcarse de todo lo que huela a marcas o siglas; esto es, a Pablo Iglesias.

De ahí que no se vea a la actual ministra de Trabajo echando el resto por los temas que Podemos ha convertido en causa: la ley trans, la ley de vivienda, la investigación sobre Nador o la candidatura de Victoria Rosell para el Consejo del Poder Judicial.

Demasiado para la egolotaría y cesarismo del jefe morado, que le ha recordado, con tono más que amenazante, que sigue necesitando un partido detrás para mantenerse en el poder. Porque, de no de ser así, dejará de pertenecer a la "izquierda auténtica", que por supuesto encarna él mismo, y entrará a formar parte de esa otra izquierda desnaturalizada, falsa y cobarde, entregada a los medios y a la progresía del PSOE. Solo le faltó enseñar un cartel de Íñigo Errejón para dejárselo aún más claro.

La imparable descomposición morada 

Pero el tiempo y los acontecimientos se han acelerado. Y el deterioro y el descrédito de la familia podemita, empezando por Iglesias y terminando por sus marionetas Montero y Belarra, rodeadas de sus respectivos círculos clientelares, está siendo imparable.

El deterioro de la familia podemita, empezando por Iglesias y terminando por sus marionetas Montero y Belarra, rodeadas de sus respectivos círculos clientelares, está siendo imparable

Así, lo que sabe, pero no quiere saber, Pablo Iglesias es que, para empezar, su sucesora Yolanda Díaz va y seguirá yendo por libre. Huirá de todo lo que recuerde mínimamente a Podemos porque esa será la mejor garantía para aspirar a un destino político más o menos halagüeño.

Porque lo que también sabe Iglesias, aunque no le guste saberlo, es que Podemos ya es un partido muerto dentro del Gobierno que encabeza Pedro Sánchez. Y fuera del Gobierno solo será un cadáver enterrado mientras él continúa vociferando donde le presten un micro.