| 14 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Sánchez lleva a España a un drama económico y no se adivinan remedios

Con una inflación del 9.8%, inédita desde 1985, el Gobierno presenta un plan equivocado y se niega a buscar pactos de Estado y reformas imprescindibles para sortear la ruina.

| ESdiario Editorial

 

El Decreto Ley del Gobierno para paliar los efectos de la crisis, discutido hasta por sus propios aliados, es un conjunto de medidas muy discutibles para atender la emergencia, de dudoso efecto práctico e invasivas en ámbitos privados como el empresarial o el mercado del alquiler. Y tienen pegas muy evidentes en un escenario horrible resumido en una inflación destructiva del 9.8%.

La reducción general de 20 céntimos por cada litro de combustible apenas supone un 20% del sobreprecio de los carburantes acumulado en un año. Y ha provocado una subida de precios en muchas gasolineras antes de que entre en vigor este viernes.

El 66% de los 16.000 millones anunciados por Sánchez son, en realidad, en préstamos del ICO: del anterior plan se han quedado sin conceder 35.000 millones, bien por la dificultad burocrática, bien por los requisitos que se exigían para las empresas aspirantes.

El Gobierno debe apretarse el cinturón, reducir gasto público y bajar impuestos: todo lo demás es propaganda y más daño a España

En lo relativo al gas, todo depende del visto bueno de Europa y de la fórmula que decida el Gobierno, que solo puede ser subvencionando a las empresas la diferencia entre el precio del mercado y el que tenga el consumidor o cargándole la factura a las eléctricas, pese a que las ganancias son de las corporaciones petroleras y gasísticas.

Sánchez ha presentado otros planes más relevantes, con la misma solemnidad que éste, y un cuestionable efecto positivo: en marzo de 2020 anunció “200.000 millones” para las empresas que acabaron siendo 80.000 millones y en préstamos a devolver. Y en 2021 anunció los Fondos Europeos por importe de 140.000 millones, de los que solo se ha sabido invertir 19.000 millones, entre sospechas de opacidad e ineficacia, además.

Las bajadas de impuestos generales, mientras, son mínimas y por conceptos menores: básicamente tasas, algunos peajes y una reducción parcial de IVA para una parte de la sociedad. Lo que no contempla el Plan, y sería lo realmente importante porque beneficiaría a todos y no aumentaría la deuda pública, es la reducción del IVA de todas las energías al 4%; la rebaja del Impuesto de Hidrocarburos y la “deflactación” del IRPF para que la declaración de la renta tuviera en cuenta la inflación a la hora de calcular los pagos.