| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz
Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz

El desastre económico de Sánchez, Calviño y Díaz

España se dirige a la ruina de cabeza mientras su presidente y su Gobierno lanzan mensajes de falso optimismo y prolongan los males provocados por su incompetencia.

| ESdiario Editorial

La Comisión Europea ha vuelto a rebajar el crecimiento previsto de España para este 2022, hasta situarlo en el 4%, 1.6 puntos menos de lo previsto inicialmente. En este mismo año, el crecimiento en la zona euro será del 2.3%, lo que puede confundir a la ciudadanía sobre la situación real de España: su crecimiento es mayor al medio; pero solo en apariencia. 

Un presagio confirmado por el Banco de España que, en su informe anual presentado el miércoles, suscribe tan negativas previsiones y le añade otras dramáticas al respecto de la deuda, del déficit, de la inflación y del insoportable gasto público, con las pensiones disparadas y la Administración sumida en un derroche sin freno en sí misma.

 

La terrible realidad es que España perdió más que nadie, casi el 12% de su PIB, y lo recupera más despacio que nadie: su crecimiento es mayor porque está en el furgón de cola de la UE. Y el resultado de ello es que, mientras el resto sitúa sus economías cerca de niveles prepandemia, España no lo logrará hasta el tercer trimestre de 2023, con un crecimiento esperado para entonces del 3.4%. 

El pronóstico adverso coincide con el de la AIREF y consolida un “triángulo mortal” para la economía española, sustentado en menor crecimiento, más inflación y una inquietante merma del poder adquisitivo de los ciudadanos. 

El último “Índice Okun de miseria”, que mide la fortaleza de los países con un cálculo que mezcla el paro y la inflación, situaba a España entre los peores del mundo con una tasa del 22.5%, solo superada por países como países como Turquía, Argentina, Sudáfrica, Grecia, Lituania o Brasil. 

Todo va mal

Con la mayor tasa de paro de Europa el Gobierno llama «récord de empleo» a una tasa de colocación del 58,5%, dos décimas inferior a 2019 y peor que en toda la serie de 2015 a 2019. Y no renuncia, además, a una reforma fiscal que elevaría aún más el esfuerzo fiscal de los contribuyentes, uno de los cinco más elevados del mundo.  

El desastre, pues, es absoluto. Y se puede medir con datos, hechos y cifras frente a la propaganda negacionista de un Gobierno incapaz de frenar problemas ajenos y siempre dispuesto a crear otros nuevos con su negligente firma.