| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Carlos Mazón y Emilio Bascuñana / Foto de archivo
Carlos Mazón y Emilio Bascuñana / Foto de archivo

De Gestoras e inversiones en Orihuela

No constan a la opinión pública graves circunstancias que aconsejaran a los actuales dirigentes regionales del PP la disolución de la ejecutiva oriolana; y si existían, siguen sin conocerse

Entre las facultades del Comité Ejecutivo regional del PP de la Comunidad Valenciana figuran -artículo 13, apartado e) de los Estatutos- “Nombrar Gestoras que gobiernen transitoriamente las organizaciones provinciales, comarcales y locales de municipios con más de 20.000 habitantes, siempre que se aprecien graves circunstancias que así lo aconsejen, cuyas competencias serán las establecidas para la Junta Directiva, Comité Ejecutivo, Presidente y Secretario General (…). De la misma forma podrá asumir el gobierno de alguna de esas organizaciones a través de las personas que designe”.  

Al amparo de esta normativa, el Comité regional del PPCV, presidido por Carlos Mazón, acordó días pasados crear una gestora en Orihuela y otra en Onda “con el objetivo de mejorar la coordinación entre el partido y el grupo municipal y mantener ambas alcaldías estratégicas para el partido”, según explicó el partido en un comunicado, donde añadían que esta medida “contribuirá a renovar la asamblea local con el mayor refuerzo posible”. Por otra parte, según leo en los Estatutos del PP provincial (artículo 42) la Asamblea Local “es el máximo órgano del Partido Popular a nivel local y está compuesta por todos los afiliados al Partido Popular en el municipio. Será convocada por el Presidente Local o cuando lo soliciten al menos el veinticinco por ciento de sus afiliados al corriente del pago de las cuotas a la fecha de la solicitud”. 

 

Iba a titular este artículo “La lengua de las mariposas”, en recuerdo de la inolvidable película protagonizada por Fernando Fernández Gómez en el papel de Don Gregorio, aquel hombre bueno con ideas liberales mal vistas en el contexto de la guerra civil, que era profesor de Moncho, el niño de ocho años en una aldea gallega donde sus habitantes no podían expresarse libremente. Las mariposas son el vínculo que mantienen ambos y la herramienta del crecimiento intelectual que el niño experimenta a través del conocimiento y la cultura como camino a la libertad personal y la observación como una forma de despertar los sentidos. Pero he desistido del título inicialmente previsto, siquiera fuera en tono irónico, porque está claro que no, que nada tiene que ver esta natural lengua de las mariposas con el cínico lenguaje de los políticos.  

Me da a mí que lo que se pretende no es reforzar, sino mangonear

Pero vayamos por partes. En primer lugar, no constan a la opinión pública “graves circunstancias” que aconsejaran a los actuales dirigentes regionales del PP la disolución de la ejecutiva oriolana; y si existían, siguen sin conocerse. Segundo: ya me dirán ustedes cómo se coordina mejor el partido y el grupo municipal por el mero hecho de quitar de la presidencia local de Orihuela a uno de los concejales más activos (Dámaso Aparicio), que ganó las elecciones internas en buena lid, y poner en su lugar a otro concejal no menos activo y eficaz (Víctor Valverde) que perdió esas mismas elecciones frente a su compañero, porque así lo quisieron los militantes que acudieron a votar. También tendrán que explicarme que esta sea la mejor forma de mantener la alcaldía, cuando ello es algo que no depende de los de dentro sino de los de fuera. Y ya lo que no entiendo en absoluto es que la medida adoptada vaya a contribuir “a renovar la asamblea local con el mayor refuerzo posible”. Porque si la asamblea local está constituida por los militantes con voz y voto, la mejor manera de que funcione es dejarla que libremente –como el aleteo de las mariposas- adopte los acuerdos que considere más oportunos. Claro que eso puede que no coincida con los intereses particulares de los máximos dirigentes. 

 

Menos entendible todavía la justificación cuando el relevado Aparicio no tiene empacho en afirmar el mismo día de su defenestración: “militamos en un partido político que adopta decisiones y cuando se toman decisiones solo cabe acatarlas”, añadiendo –porque va de suyo- que “cualquier aclaración hay que pedírsela al Comité Ejecutivo Regional”. Dámaso, que llegó en 2015 a la presidencia local del partido de la mano de la entonces presidenta del PPCV Isabel Bonig, pero que se ganó la continuidad en 2017, ha indicado también que “la libertad la dan las urnas”. Y tiene razón, salvo que se cruce en el camino el capricho de alguien. ¿No será que la motivación de fondo nada tiene que ver con lo que se ha publicado? Porque me da a mí que lo que se pretende no es reforzar, sino mangonear.  

Lo malo es que la militancia oriolana del PP –actualmente menor de la que se presumía en los días de vino y rosas- vuelve a contemplar con sorpresa que, cuando a los de arriba no le gustan las cosas, el asunto se soluciona con una disolución y un dedazo. Lo peor es que, como ya hizo en su día la desaparecida Bonig en tándem con esa maravilla ignota de la política que es Eva Ortiz, vuelven a utilizarse por la actual secretaria general María José Catalá idénticos métodos dictatoriales: “No nos va a temblar el pulso cuando tengamos que tomar decisiones difíciles, pero al mismo tiempo lo vamos a hacer estableciendo un margen para todos, un plazo de tiempo y dando la mano tendida a todos los militantes", declaraba al ser preguntada sobre si esta decisión supone un aviso a navegantes. Amenazar y tender la mano parecen una contradictio in terminis. Esperemos que a Catalá –desconocida por estos lares- no le ocurra como a Bonig que sólo apareció por aquí para imponer a la fuerza sus criterios, lo que terminó en una división que costó la mayoría absoluta a su partido. Dice ahora Catalá que habían detectado “disfunciones” y falta de “operatividad” por lo que confía en que la gestora ayude a “entablar una conversación serena y tranquila para que el engranaje esté perfectamente”, porque “pensando en el tramo final de la legislatura, queda año y medio para mayo de 2023 y nuestra maquinaria electoral ya está en marcha”, ha aseverado, se trata de un proceso que se toman “muy en serio” y que quieren analizar municipio por municipio. No acierto a comprender que, para establecer conversaciones serenas, sea preciso quitar a unos y poner a otros, todos los cuales ya estaban dentro. Pero ya digo, nada que ver con el lenguaje de las mariposas. 

Las “disfunciones” y la falta de “operatividad” podía haberlas solucionado Carlos Mazón del mismo modo que lo hace en Diputación con sus socios de Cs

Llegados a este punto les voy a confiar un secreto que no responde más que a mi olfato de veterano en estas lides. Tiene uno la impresión - ¿quizás un déjà vu?- de que nada es como parece. Porque, a día de hoy, las auténticas tensiones, las desavenencias diarias en la Casa Consistorial, no son entre la ejecutiva local del PP y sus miembros en el grupo municipal, sino entre los socios de un gobierno que nació desde el primer día sumido, con razón, en la desconfianza más indiscutible. Las “disfunciones” y la falta de “operatividad” podía haberlas solucionado Carlos Mazón del mismo modo que lo hace en Diputación con sus socios de Cs. Pero no, seguramente porque piensa en otra derivada final, pone un día sí y otro también al alcalde ante la tesitura más extrema (“Aguanta, Emilio, aguanta…”) hasta el punto de llevar la situación a un límite insostenible. Cómo debe de estar ya Bascuñana para explotar en la entrevista de fin de año en Radio Orihuela con una frase digna de pasar a los anales del municipalismo patrio: “Que no se moleste nadie, pero es lo que me sale del alma. Ojalá pudiera convocar elecciones en Orihuela”.  

Porque ya van para tres años sin aprobar los presupuestos municipales debido simplemente a que los socios de gobierno -que no pertenecen a un partido en descomposición sino a una amalgama de intereses- no quieren. Y, en paralelo, ya se ha superado ampliamente el ecuador de la legislatura sin que esta Alcaldía que dicen desde Valencia pretenden conservar encuentre el adecuado apoyo desde la Diputación. Lo que faltaba: militancia y votancia acaban de enterarse de los 4’5 millones que, para empezar, ha puesto el presidente y candidato encima de la mesa con destino al segundo Centro de Congreso de Elche. Las comparaciones suelen ser odiosas, pero…Después de pasarse toda la legislatura sin aparecer por aquí con algo concreto que llevarse a la boca, se monta Mazón, Instituto de Cultura Gil Albert mediante (válgame Dios, Pilar Tébar and Company) una Jornada sobre Cítricos para venir a anunciar la última ocurrencia. Le piden apoyo para que el limón de la Vega obtenga el sello de calidad y él –doble contra sencillo- anuncia que en Orihuela se ubicará la Casa del Limón (“Mi limón, mi limonero. Entero me gusta más…oh, lala, dijo un francés”, que cantaba el venezolano Henry Stephen). Nada más y nada menos. No se sabe nada de contenidos, proyectos, ubicación…ni mucho menos de necesidades al respecto. Pero eso es lo de menos; que un titular es un titular y mañana será otro día. 

 

Con permiso de los lumbreras y cuchipandis del equipo presidencial, le voy a sugerir al aspirante de altos vuelos, desde el conocimiento que otorga estar pegado al terreno, que se olvide de improvisaciones y le pida a Bascuñana lo que ya tiene en cartera y realizar no puede. Que le pase, por ejemplo, el listado del EDUSI con los proyectos pendientes, y también le haga entrega de las conclusiones recogidas por el Consejo Cívico de Recuperación Social y Económica que aguardan la hora de la financiación, o que le pregunte si la eterna asignatura pendiente de San Agustín se arregla con poco más o menos el mismo dinero que lo de Elche. Ahí encontrará la mejor manera de ayudar a los suyos e intentar mantener la Alcaldía de esta Muy Noble, Leal y Siempre Fiel Ciudad de Orihuela. Por lo demás, es Navidad: tiempo –como dice la felicitación que me envía Ana Lucas- de adornar nuestro corazón con el perdón, la caridad y el amor al prójimo. Así sea y que el nuevo año nos traiga algo de todo lo que pidamos a los Magos de Oriente.