El president de la Generalitat y candidato del PSPV-PSOE a la reelección, Ximo Puig, ha prometido que, si es reelegido como jefe del Consell, instalará otra Conselleria en la provincia de Alicante, después de ubicar la de Innovación en la capital alicantina en 2019. Así lo anunció al pasado jueves, en un acto en Alicante donde habló sobre las propuestas y medidas cara a la próxima legislatura del PSPV-PSOE para la provincia, en presencia de la 'número uno' a Les Corts por Alicante, Josefina Bueno, y el resto de integrantes de la lista.
Puig calificó como “fundamental” el hecho de continuar el proceso de descentralización de las distintas instituciones de la Generalitat. “Hemos dado un paso adelante con la Conselleria de Innovación, habrá más en Alicante en los próximos años”, subrayó. Sin embargo –y he leído todas las reseñas del acto- el candidato socialista a la Presidencia de la Generalitat no avanzó cuál sería esta hipotética Conselleria alicantina, limitándose a decir que deberán establecer un “mapeo final” de las áreas del próximo Consell.
Pero es verdad que Ximo Puig fue a más y apostó incluso por descentralizar dentro de la provincia de Alicante, puesto que “no se trata solo de situarla en la capital” alicantina. Y añadió: “Siempre hemos abordado esta cuestión con seriedad y rigor y cumplimos la promesa de traer la Conselleria de Innovación. En estos momentos, tenemos que establecer un mapeo final de Consellerias y, de acuerdo con las posibilidades reales, se producirá esa nueva Conselleria en Alicante. Tenemos suficiente campaña para continuar hablando de esta cuestión".
Pues bien, como todavía quedan unos días de recta final en esta campaña de infarto, y yo también –como seguramente todos ustedes- he recibido una carta del candidato en la que me dice que “lo mejor está por venir” y que para eso cuenta conmigo, para que caminemos con decisión “en el mañana que nos espera”, me voy a permitir hacerle una sugerencia; una idea que espero no se pierda en el fragor de la batalla. No se trata –aunque el cuerpo me lo pida- de pretender que se ubique en la Oleza mironiana esa presunta Conselleria. Podemos conformarnos por estos pagos con algo menos ostentoso pero más sensato, razonable y, sobre todo, práctico. Ya lo dejé escrito aquí mismo hace algún tiempo, pero por si los asesores de Puig no se lo hicieron llegar entonces, les refrescaré la memoria.
Era el mes de julio del 2021, durante su intervención en los desayunos de Europa Press, cuando el molt honorable ya avanzaba algo de su idea descentralizadora. En efecto, Ximo Puig leyó pausadamente un discurso de 62 folios, 3.521 palabras en Ariel tipo 24, saturado de cifras y estadísticas. España vertebrada: 5 desafío territoriales, 5 propuestas de cohesión era el título de la conferencia donde contabilizamos, salvo error u omisión, 5 citas de Ortega y Gasset, 2 del escritor y periodista hebreo Amos Oz (Amos Klausner cuando nació en Jerusalén), 2 del profesor de Oxford Paul Collier, y una por cabeza que iban desde Pasqual Maragall hasta Balzac, pasando por Platón, el profesor Manuel Broseta o el judío converso valenciano Lluis Vives, sin olvidar a Goya (‘Duelo a garrotazos’) ni a Genovés (‘El Abrazo’).
Para justificar su propuesta más sonada, el president –que se olvidó del ‘multinivel’, último descubrimiento de Moncloa en aquel momento- se refirió a los problemas de convergencia económica que detectan las estadísticas entre territorios y que, a su juicio, tiene en la concentración de poder político y económico en Madrid una de sus causas. “Un plus de riqueza que se genera no por azar, sino gracias al sustento público estatal y a las economías de aglomeración”, dijo. Y, en este sentido, instó al Gobierno central a abordar la convergencia territorial “con la misma audacia con la que se está afrontando el desafío catalán”.
Puig planteó en el foro madrileño cinco “propuestas de cohesión” para resolver los actuales desafíos territoriales que, a su juicio, España debe abordar, y que identificó como “el independentismo, el centralismo ineficiente, la invisibilidad y la despoblación, además de la financiación injusta”. E insistió en que la respuesta a las asimetrías territoriales pasa por aumentar los recursos para financiar el Estado del bienestar, y redistribuirlos de forma más equitativa, como requiere la Comunidad Valenciana.
En clave de cohesión y redistribución, Ximo Puig sacó a colación casos similares en otros países y concretó algunas iniciativas, como que la Fiesta Nacional del 12 de octubre tenga una sede itinerante, cada año en una ciudad, o la de repartir instituciones del Estado por el territorio español. “¿Por qué Turespaña no puede estar en Palma? ¿Por qué la sede central del Instituto Español de Oceanografía no puede estar junto a la playa en Vigo? ¿Por qué el Centro Nacional de Danza no puede estar en Sevilla? ¿Por qué Puertos del Estado no puede estar en Valencia?”, preguntó.
Y yo le pedí entonces al presidente que continuara vertebrando la Comunidad hacia abajo, con este párrafo que creo continúa plenamente vigente: “Pues bien, como ya tenemos en Elche la Agencia Valenciana de Protección del Territorio a la que –con la indispensable colaboración de Carlos Mazón- se sumará allí el segundo Palacio de Congresos, y en fase de conceptualización (con perdón) un Centro de Tecnologías Habilitadoras, más alguna otra cosilla de propina, yo le propongo que sigamos vertebrando hacia el sur. ¿Por qué no trasladar la Agencia Valenciana de Fomento y Garantía Agraria? ¿Por qué no ubicar por aquí abajo el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias? ¿Por qué no instalar en Orihuela –segunda ciudad en patrimonio monumental- una sede del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana y del Instituto Valenciano de Conservación y Recuperación de Bienes Culturales (IVACOR)? ¿Por qué no aprovechar el componente 24 (revalorización de la industria cultural) del Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia para hacer una apuesta en favor de un ecosistema creativo que ponga en valor el centro histórico de Orihuela, que se nos está cayendo a trozos?”.
Ahora, tras las palabras del candidato Puig en el mitin de Alicante, considero que estamos en condiciones -“Rendirse, resignarse no es una opción”, que dijo muy acertadamente en su conferencia madrileña- de reclamar, como hacen otros, nuestra ‘deuda histórica’; empezando por la rehabilitación del patrimonio monumental. Como la Diputación hace tiempo que dimitió de hacer honor a su formal declaración institucional de otros tiempos por la que justamente reconoció a Orihuela como capital cultural de la Costa Blanca, ahí tiene usted, señor candidato a revalidar el cargo, la oportunidad de pasar de las musas al teatro (“nada hay más fuerte que el hecho”, nos dice usted en su misiva que escuchaba de pequeño en casa). Comprométase, como no han hecho otros en los últimos años, con la recuperación del importantísimo acervo cultural oriolano. Le espero aquí, si quiere, a partir del 29, para seguir hablando de la vertebración del sur, con un ejemplar que usted traiga de La España invertebrada y otro mío de La rebelión de las masas en la mano.
P. S.- El IVACOR (IVCR+i en la actualidad) es una entidad de derecho público adscrita a la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural, de la Conselleria d’Educació, Cultura y Esport, de la Generalitat Valenciana. Su misión es la protección, conservación, restauración, investigación y difusión de los bienes muebles integrantes del patrimonio cultural valenciano, constituido por los bienes muebles e inmuebles de valor histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, paleontológico, etnológico, documental, bibliográfico, científico, técnico, o de cualquier otra naturaleza cultural, existentes en el territorio de la Comunidad Valenciana o que hallándose fuera de él, sean especialmente representativos de la historia de la cultura valenciana, de acuerdo con el artículo 1 de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del patrimonio cultural valenciano.
Esta importante labor de preservación y enriquecimiento del patrimonio cultural valenciano se aborda desde una perspectiva multidisciplinar que requiere de la amplia experiencia profesional y formación de un gran equipo de profesionales formado por restauradores, historiadores del arte, químicos y físicos.
La ubicación en Orihuela de una sede de este organismo debería completarse con la implantación en la ciudad de un grado universitario en Conservación y Restauración de Bienes Culturales. La actividad investigadora y cultural del Museo Diocesano de Arte Sacro, situado como referencia nacional entre los de su especialidad, donde ya se cuenta con una sede del Centro de Expertizaje de Obras de Arte de la Universidad de Murcia (CEARTUM), junto a una estrecha colaboración con las Universidades de Alicante y Valencia en programas de Patrimonio Cultural, justifican sobradamente la puesta en marcha de este grado que atraería un considerable número de alumnado de todo el sureste español.