| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El discurso vacío y transnochado de Pedro Sánchez

Mientras Iglesias, Torra y compañía sigan con su política díscola y destructiva hacia nuestro país, el Partido Popular no tiene ninguna obligación de ser corderito.

| Sonia Reyes Edición Elche

El presidente del Gobierno insta a Pablo Casado a arrimar el hombro para la reconstrucción de España. Es una tremenda casualidad que el líder de la oposición y el vicepresidente se llamen igual -de ahí vendrá la fijación de Pedro Sánchez con el señor Casado, pero humildemente quien tiene que dejarse de tonterías es Pablo Iglesias, no el otro Pablo-. Aunque se intente culpar de todos los males de este país a la oposición, ese discurso empieza ya a ser rancio y transnochado. Si la ideología no es importante en estos momentos ¿para el Ejecutivo, por qué se permiten tantas salidas de tono al vicepresidente, a los independentistas y a los pro etarras?

Es fácil para Pedro Sánchez intentar hacer comulgar con ruedas de molino a los populares y -aunque todos deseamos salir de esta pesadilla lo antes posible-, no es de recibo que el presidente tenga ese doble rasero a la hora de hacer peticiones. Mientras Iglesias, Torra y compañía sigan con su política díscola y destructiva hacia nuestro país, el Partido Popular no tiene ninguna obligación de ser corderito y aceptar todos los dictámenes del presidente.

Por un lado Sánchez apela a la unidad, y por otro, la diputada en el Congreso de JxCat, Miriam Nogueras, ha acusado a España de ser “un nido de corruptos, analfabetos y fascistas” y Torra amenaza con desobedecer al Supremo. Estos son los socios del Gobierno español, esos que se sienten con el derecho a insultar y faltar el respeto a todos los españoles. La falta de decoro y vergüenza traspasa ya los límites.

Se vuelve a hacer ruido culpando al Partido Popular de la inoperancia de un Gobierno a la deriva, con pocas soluciones y demasiados reproches, pero parece que esa estrategia empieza a estar caduca y quizás el señor Iván Redondo y su equipo deberían ir pensando en nuevas ideas. Ya se sabe, renovarse o morir.