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Miguel Urbán y Pablo Echenique, en un mercado en 2015
Miguel Urbán y Pablo Echenique, en un mercado en 2015

Urbán, la nota más alta de Podemos

Una parte de Podemos apoya el referéndum ilegal de Puigdemont. Es la misma que comprendió que algunas personas se inmolaran en atentados. Son los Anticapitalistas, con su líder Urbán.

| Javier Rodríguez Opinión

Miguel Urbán es el líder del sector anticapitalista de Podemos, una especie de CUP dentro del partido de Pablo Iglesias que tiene en la andaluza Teresa Rodríguez la musa de una facción acostumbrada a dar la nota más alta y hacer pasar por moderado al mismísimo Monedero

Urbán no tiene currículo visible en el Parlamento Europeo, y gestionó una cafetería donde se reunían los fundadores de Podemos

Ahora lo ha vuelto a hacer, al apoyar el referéndum unilateral anunciado por la Generatitat de Catalunya, auspiciado por un conglomerado de entidades secesionistas y respaldado oficialmente por la vieja CiU, por las auténticas CUP y por ERC.

No es que en Podemos se vea mal cualquier cosa que ponga en aprietos al Gobierno aunque a la vez desestabilice a España, pero en el juego de equilibrios, estrategias y pulsos que caracteriza la vida interna de Podemos y todas las marcas que lo rodean; ser demasiado independentista no parecía una buena jugada táctica: para eso ya estaban los scesionistas de toda la vida, con Junqueras y Puigdemont al frente; ofrecer una alternativa en Cataluña y en España a la ruptura o el "inmovilismo" parecía una idea electoral mejor a la que Iglesias, Domenech y Colau se han abonado por distintas razones.

Siempre polémico

Para Urbán, situarse con el responsable del problema y no con quien sufre las consecuencias no es una novedad. Si en este caso no le duelen prendas en considerar que lo más democrático que cabe hacerse en Cataluña es saltarse la ley y el derecho soberano del conjunto de los españoles para privatizarlo en favor de unos cuantos partidos; en otros aún más sonados su comprensión también estaba en el barrio equivocado.

Esto escribió en 2011, tras el atentado cometido por el ínclito Anders Breivik en Utoya (Noruega), intentando culpar a los partidos conservadores de toda Europa del comportamiento individual de un ultra en todo caso alineado con formaciones de extrema derecha: "Tampoco creo que los responsables partidos del sistema asuman su culpa por adaptar sus discursos y políticas públicas a los dictados de una ultraderecha en ascenso, asumiendo una buena parte de sus postulados, legitimando ante la opinión pública europea el ascenso de la xenofobia, la islamofobia y el racismo".

"Inmolarse"

Esa idea estalló aún con más virulencia tras las sucesivas masacres fundamentalistas en Francia a finales de 2015, con 129 víctimas mortales,  explicadas por Urbán con un análisis que impactó a toda opinión pública y escandalizó a buena parte de ella: "Hay muchísima gente que no ve otra salida que inmolarse".

Poco antes, se había hecho célebre en el Parlamento Europeo por acusar al Banco Central de ser una entidad "chantajista", en referencia a su papel en Grecia, y por el sutil rapapolvo que le dedicó el poderoso Mario Draghi en respuesta.

Situarse en el 'lado oscuro', al menos para buena parte de la sociedad española, no es pues una novedad para el líder de la tercera familia de Podemos, la más radical y también minoritaria pero decisiva, en Vistalegre II, para que Pablo Iglesias pudiera laminar la 'disidencia' interna encabezada por Íñigo Errejón.

Poca experiencia

Pero aparte de todas las salidas de tono, ¿quién es en realidad Urbán? ¿Y qué defiende su corriente Izquierda Anticapitalista? De entrada, sorprende la dificultad para conocer su trayectoria y recursos: su currículo no figura en la plataforma de transparencia del Parlamento Europeo, donde su declaración de intereses es también una hoja en blanco.

Para saber a qué se ha dedicado este madrileño nacido en 1980, hay que bucear en otras fuentes hasta detectar el único trabajo conocido o, al menos, la única dedicación fuera de la política aunque muy relacionada con ella: fue el gestor cultural de la cafetería 'La Marabunta', epicentro en Lavapiés de las reuniones fundacionales de Podemos, el lugar donde Luis Alegre, Iglesias, Monedero o Bescansa se reunían para arreglar el mundo a su manera y sumarse a la ola del 11M. Aquel espacio murió, ahogado por su falta de ingresos y por el estampida de sus fundadores al partido que, muchos de ellos, les dio su primera ocupación remunerada.

Com Echenique

Por ejemplo a Urbán, uno más de un apequeña facción de IU que, al calor del tirón de Podemos, supo hacer valer un peso que en realidad nunca tuvo en la coalición de la que venía: trostkistas para unos y 'blandos' para otros comunistas de pura cepa; lo cierto es que Anticapitalistas cogió vuelo en la formación morada impulsada en principio por Pablo Echenique.

 

Miguel Urbán, con el concejal de Hacienda de Madrid, Carlos Sánchez Mato

 

Y ahora, con el aragonés ya entregado a Iglesias, con el propio Urbán, el veterano Jaime Pastor, la pareja andaluza por antonomasia (Teresa Rodríguez y Kichi, el alcalde gaditano) y la controvertida Laura Pérez, exsecretaria general del partido en Navarra y su portavoz en el Parlamento autonómico, desde donde defiende con frecuencia los postulados independentistas de Bildu y el coqueteo constante con esa idea de la presidenta foral, Uxúe Barcos.

Celebran una universidad de verano en La Granja, con talleres como 'Todo sobre el Kurdistán'

Los Anticapitalistas, que celebrarán en breve su octava 'Universidad de Verano' en un lugar tan aristocrático como La Granja de Segovia para repetir tallers como el titulado 'Todo sobre el Kurdistán' de hace dos años; editan una revista y recopilan doctrina para sus exiguas pero ardorosas bases en un apartado de su web titulado 'Texto de combate', donde se mezclan referencias a la revolución sandinista o a la bolchevique con otras menciones a Marx, el femininismo y en general todo el paisaje sentimental de la izquierda más sovietizada.

En chino

Pero quizá el dato que mejor explica a Urbán tenga que ver con su autoproclamada condicios de ensayista o escritor de libros, con títulos como "No pasarán, aunque lleven trajes", cuyo enlace incluido por el propio eurodiputado en su web personal remite, cosas de la vida, a una web incomprensible escrita en chino.

Cosas del anticapitalismo o, tal vez, el último guiño a los penúltimos compañeros de otra revolución. La siguiente, la catalana, aunque esté encabezada por uno de esos partidos conservadores que, al menos en el resto de Europa, instigan el terrorismo islámico y no dejan otra opción que la inmolación.