| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los diputados de Podemos, mostrando carteles en favor de los Jordis en el Congreso, el pasado martes
Los diputados de Podemos, mostrando carteles en favor de los Jordis en el Congreso, el pasado martes

La abuela se comió al lobo

El diputado de C´s denuncia las consecuencias que tendrá para los ciudadanos la actitud del PSOE con los Presupuestos. Y lamenta el veto a una moción contra el adoctrinamiento en Cataluña.

| Félix Álvarez (*) Opinión

 

 

La abuela se come al lobo feroz en una barbacoa nudista donde el más guapo es el feo de los Calatrava. Tip lleva sobre su cabeza un bombín blanco y Coll es el más alto del trío. Serrat el facha recibe lecciones de Rufián sobre antifranquismo al tiempo que Sabina le acompaña a la guitarra entonando “Soy el novio de la muerte.

Hay quienes se saltan la Ley, rompen la Constitución, destrozan su Estatuto, revientan la convivencia y son considerados un híbrido –mitad gasolina, mitad eléctrico- entre Mandela, Ghandi, Luther King y Gloria Fuertes. Rajoy es puro nervio y el PSOE lo tiene claro. Y, por supuesto, los nacionalismos siempre fueron un remanso de paz y prosperidad. Así estamos, la abuela se come al lobo y Caperucita es una casquivana.

Por los niños catalanes

Y dentro de esta espiral del absurdo más castizo y español, dentro de esta paradoja espacio-tiempo que nos hace cada mañana arrancar el día con nubarrones negros y espesos como la pena negra y acabar rendidos en la noche oscura, y vuelta la burra al trigo, el colmo de perder un imperdible, que es el colmo de los colmos, fue digerir lo que tuvimos que tragar el martes en el Congreso de los Diputados después de la moción que presentó Ciudadanos sobre el adoctrinamiento a los niños en ciertos colegios catalanes, defendida tan admirablemente por mi compañero Toni Cantó.

Oír al portavoz del PNV, fundado por un xenófobo, llamar racista a Cantó es como ponerme a mí a anunciar Loreal

Escuchar a Aitor Esteban, portavoz del PNV, el partido del Rh negativo, fundado sobre los calostros de Sabino Arana, aquel misógino que trataba a las mujeres como seres inferiores, aquel xenófobo que hablaba con desprecio de los maquetos españoles y de los bandidos andaluces; llamar a Cantó racista, es como elegirme a mí para la nueva campaña de Loreal: ridículo, esperpéntico e inútil.

Y oír al nacionalista vasco lanzarnos una pregunta retórica sobre cuándo se instauró la bandera de España, si tenemos en cuenta que la ikurriña de su milenaria Euskadi se diseñó en 1894 por el hermano del purasangre y se adoptó como enseña oficial en 1936, es vergonzosamente espeluznante.

El 3%

Ver a una diputada del partido del tres por ciento -que justo antes de las votaciones del pleno sacaron unos carteles que rezaban “libertad para los presos (Jordis) políticos” y que escondieron corriendo y deprisa en cuanto la Presidenta les llamó al orden -por lo menos Cañamero le echaba arrestos y aguantaba el chaparrón-, lanzar un corte de mangas de las somriures desde ese escaño que tanto desprecia por representar la Soberanía Nacional; hace que me sienta un estadista, y esto no debe ser bueno para el parlamentarismo español, que yo me sienta estadista, digo.

Intentar entender el discurso inconexo del portavoz de Compromís, del que sólo recuerdo palabras como asco, vergüenza e impresentable, siempre tan dispuesto a bailar pegados, que es bailar, con los independentista catalanes y con los delfines, es delirante.

Y fascistas, franquistas, falangistas y demás regalos que nos hicieron los que les cuesta decir España, los que hablan del papelito del 78 y alabaron el ojo que tuvo ETA al percibir el candado de la Constitución; los que aplauden a ese hombre de paz, al innombrable, que cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco estaba dando un paseo por la playa; los que cabalgan la contradicción de aceptar dinero de Irán y presumen de la amistad y la coincidencia bolivariana de un individuo que habla con un pajarito que en lugar de piar sólo expropiaba.

 

Si PP y PSOE hubieran respaldado la moción sobre la escuela en Cataluña, hubiesen reconocido su connivencia

 

Y aplaudían entusiasmados, en perfecta comunión, la izquierda más extrema, satélite de Júpiter, con el carlismo más rancio, anillo de Saturno devorando a su hijo. Aberrante. Pero lo más triste, lo más doloroso, fue ver al PSOE votar en contra y al PP abstenerse.

Claro, si hubieran respaldado nuestra moción sobre el adoctrinamiento, hubiesen admitido su desidia, su desgana, o peor aún, su connivencia con los nacionalistas y su responsabilidad en habernos traído hasta aquí. Es lo que tienen los tripartitos, el cambio de cromos fraguado en el Majestic y la estabilidad en el Congreso a tantas pesetas el kilo de Pujol. Es lo que tiene, es lo que hay.

Con fuerzas

A pesar de ello, a nosotros no se nos van agotar las fuerzas ni las ganas de seguir peleando porque España sea un país de ciudadanos libre e iguales. Algo así como Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña... Ya saben, países tercermundistas de baja calidad democrática.

Y antes de llevarme mis delirios a otro sitio, un último desahogo ¿Dónde viene escrito, qué estrella polar aún no observada señala que el PSOE, el partido que más tiempo ha gobernado España en esta etapa democrática, en un momento de extrema gravedad institucional y nacional, cuando el país necesita de la mayor estabilidad posible, deba negarse a hacer política y a permitir la aprobación de unos presupuestos que gracias a las negociaciones de Ciudadanos van a traer alivios y mejoras sustanciales a la clase media trabajadora? Supongo que en ningún sitio, calculo que en todos sus corrillos.

Que lo explique el PSOE

Que sean ellos, los políticos del PSOE, los que expliquen por qué no pueden llegar a acuerdos presupuestarios que en tiempos de zozobra y urgencia procuren pellizcos de calma a los españoles, que sean ellos los que expliquen esa falta de responsabilidad que reclaman y luego alaban cuando somos otros los que colaboramos en la aprobación de las cuentas sobre las que tienen responsabilidad.

Que sean ellos los que les expliquen a los casi tres millones de españoles por qué no podrán beneficiarse de la rebaja en el IRPF, que para un mileurista puede rondar los 800 euros: casi una paga más. Que sean ellos los que aclaren a las familias con niños de 0 a 3 años que no tendrán una paga anual de 1.000 euros para llevar a sus hijos a las escuelas infantiles; o que le vayan con el cuento a nuestros guardias civiles y policías nacionales de que se aplazará la justa y necesaria equiparación salarial al resto de Cuerpos de Seguridad del Estado. Ni aumento de los permisos de paternidad, ni complemento salarial para jóvenes, ni financiación para el Corredor del Mediterráneo, ni bajada del IVA llamado cultural.

Así estamos: el mundo al revés, el Congreso boca abajo y la abuela comiéndose a un lobo que aullaba country. Seguimos.