| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Marta Rovira, de ERC
Marta Rovira, de ERC

ERC añora a Franco

Españ responde con democracia y ley a Esquerra, un partido atrapado en la caricatura que fabula represiones y dictadores para encontrar un hueco, a costa de toda su credibilidad.

| Jordi Rosiñol Opinión

Hasta hace pocos meses, Marta Rovira era una autentica desconocida para la sociedad española que a diferencia de la que reside en Cataluña que la lleva sufriendo varios años. La dirigente de la formación independentista de Esquerra Republicana de Catalunya, a semejanza de sus antecesores en el tiempo y bien rodeada de compañeros de viaje han adquirido la lejana costumbre de dar golpes de estado contra la legalidad vigente en España, hoy fue contra la monarquía parlamentaria, y hace ochenta y tres años contra la segunda república española.

Como entonces el resultado se parece;  la mitad huyó por las cloacas y el resto vioa través de las rejas el mal causado contra Cataluña y por tanto contra España.

Pero, para la independentista llorona imbuida en la acostumbrada dinámica de mentir, cruza todas las rayas del razonamiento, y desvergonzada se despacha a gusto con unas declaraciones que claman al cielo, según Marta “El estado español les amenazó con muertos a tiros por las calles si no desistían en su desafío soberanista” el vómito de esas palabras son “una burda patraña” como bien dice el ministro portavoz del gobierno.

Además, si esa amenaza hubiera sido real, tampoco se sostiene dado que ellos fueron hasta el final, fueron sin frenos y haciendo caso omiso a las claras señales de frenar, el golpismo llegó hasta el final. Y el estado español ni desplegó el ejército, ni ha disparado un solo tiro, le bastó con aplicar la ley, el estado de derecho y un medido y consensuado artículo 155 que devuelve paulatinamente la normalidad democrática en Cataluña a semejanza del resto de España.

La 'épica' de Rovira

Claro, este final para Marta no está dotado de la épica histórica necesaria, ella necesita, ella cuando se duerme frente a la estelada colgada a los pies de la cama sueña, se siente una miliciana luchando contra el fascismo opresor español, ella necesita luchar cara a cara contra Franco.

Marta desea ser, aunque sea por un minuto la protagonista femenina de la cinta de Ken Loach “Tierra y libertad” la democracia le ha robado ese sueño, cerrar los ojos y verse a ella misma con el mono azul adornado con las trinchas y el fusil al hombro, a Marta le han sisado su final romántico y bucólico en su película.

A diferencia de Marta, Rufián es un recién llegado al mundo paralelo del soberanismo. Él tiene una buena razón para estar contento y poner toda la carne en el asador independentista. Gabriel no sólo tiene que serlo, debe parecerlo;  tiene que aprovechar la oportunidad que después de generaciones le ofrece el supremacismo excluyente del nacionalismo catalán.

 

Necesitan un dictador, pero la cruel democracia española se obstina en estropearles el relato épico victimista

 

Excluido de la clasista ciudadanía dirigente catalana de la época que recibía a sus, a nuestros padres y abuelos en la barcelonesa estación de Francia, entre risas y desprecio hacia aquellas gentes mal vestidas, con la piel quemada y arada por el semiesclavismo de los señoritos latifundistas, colgando de las maletas de cartón tuvieron que trabajar mucho para crecer, para alcanzar el bienestar que su tierra les negó.

Y con ellos creció Cataluña, y con ellos se hicieron más ricos los burgueses que los menospreciaron. No hay que olvidar que nuestros antepasados tuvieran tan difícil transitar vital, también es culpa del añorado Caudillo, que se afano en beneficiar la industria catalana en detrimento de otras zonas de España, de hecho, todavía hoy en varios vetustos despachos cuelgan premios y felicitaciones del generalísimo.

Hace unos años, y ante la necesidad de ensanchar la base social de un proyecto suicida alejado del sentido común y el histórico pragmatismo político de la burguesía catalana, decidieron abrir las puertas para incorporar a todos los rufianes posibles, entregándoles en la puerta el carné de catalán de primera.

Los rufianes

Y Gabriel no podía defraudar, tiene que ser más papista que el Papa, y lo está consiguiendo, es el bufón del congreso de los diputados, el arlequín enfurruñado de la Carrera de San Jerónimo, Rufián dotado como Doraemon de un bolsillo mágico saca todo tipo de artilugios para entretener al resto de sus compatriotas, quiere dejar claro que lo ha conseguido, que ya no se ríen las clases dirigentes catalanas de él por proceder de otra parte de España, ahora se ríe España entera de las payasadas acomplejadas de Rufián, y entre carcajadas ya no le aplaude ni Tardà.

De mientras el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya se siente mártir de la causa, entre barrotes sólo reza, sólo ora y come tres veces al día, junta las palmas de la mano frente a la nariz y con la mirada fija en el horizonte busca el Mediterráneo, busca en el horizonte de la meseta su supuesto país, el mismo “país” que su predecesor encarcelado también en su día dinamitó un seis de octubre, a semejanza, fueron dos otoños trágicos para Cataluña.

Aunque a diferencia de Companys, Oriol en el futuro próximo no tiene a Franco para enfrentarse a él, ni tampoco la exquisita cárcel de Estremera es el barco prisión Uruguay. Y es que estas gestas republicanas necesitan de un dictador, y Junqueras no lo tiene, la cruel democracia española se obstina en estropearles el relato épico victimista.