| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Monedero, fundador de Podemos
Monedero, fundador de Podemos

Monedero y su antifranquismo

La protesta de apenas 200 personas en Zaragoza, entre ellas algún energúmeno, ha sido suficiente para que Monedero tilde de fascista a media España. Ésta es la respuesta a ese exceso.

| El Lector Perplejo Opinión

 

 

Juan Carlos Monedero tiene un serio problema de vista, o una visión selectiva de la vida que le lleva a ver los hechos de manera melodramática, en unas ocasiones, o a no verlos directamente, en otros.

Legendaria es su ceguera hacia Venezuela, objeto de poemarios chavistas con el Orinoco al fondo; hacia el Golpe de Estado en Cataluña, percibido como un ejercicio de pueblo queriendo ser más pueblo o, incluso, hacia el horror en el País Vasco, tramitado con displicencia mientras se acude a manifestaciones en Alsasua a favor de los 'muchachos' que casi linchan a dos guardias civiles.

El último paroxismo visual llegó con la concentración de apenas un par de centenar de personas en el aquellarre de Podemos en Zaragoza, presentado como una masiva movilización fascista impulsada por el PP e inspirada, nada menos, en la España de la Guerra Civil. Él lo resumió en otro de sus memorables tuits: 

 

 

El deplorable lanzamiento de una botella de agua a la presidenta del Parlamento aragonés y la presencia en la marcha de un par de banderas con el célebre 'pollo', animal de larga presencia en la enseña nacional pero ya percibido como icono del franquismo con bastante razón, no sólo fue suficiente para denigrar una concentración donde unos pocos protestaban contra el apoyo de Podemos al soberanismo (algunos de ellos de una manera ciertamente impresentable), sino para presentar toda réplica al cóctel entre populistas y nacionalistas como una operación fascista. Como si el mero hecho de ser español ya fuera cosa de fachas.

Una lectura compartida y ampliada por lo mejor de la izquierda plural española, desde Garzón hasta Echenique, pasando por Rufián o Errejón. Y eso no. Porque los mismos que niegan a 46 millones de españoles el único derecho a decidir existente, el de todos ellos recogido en la Constitución, no pueden presentar a 200 personas como resumen de todo un país. Ni a éstas como una turba por protestar, se esté o no de acuerdo con ellas.

 

 

Porque los mismos que legitiman o protagonizan escraches y asaltos al Congreso no pueden caricaturizar otras protestas por el hecho de que no coinciden con las suyas. Y porque, finalmente, los mismos que defienden el despliegue de esteladas en una manifestación contra el terrorismo, los silbidos al Rey en un acto público o la kale borroka de los Alfon y Bódalo de turno; no pueden estigmatizar a cualquiera que saque una bandera española o a quien no haciéndolo se moleste al escuchar cómo tildan de ultras a quienes lo hacen.

El guerracivilismo presente en el mensaje de Monedero resume muy bien el espíritu revanchista de una parte de la izquierda española, deseosa de convertir su antifranquismo esnob en un ingrediente más del ya inquietante debate político del momento.

El oftalmólogo de Monedero tiene trabajo, pues. Y dada la cantidad de compañeros que comparten su patología, tal vez debieran plantearse acudir en grupo a la óptica y confesar sin ambages su problema: "Doctor, es que sólo vemos fachas por todos los lados". Seguro que les hacen precio.