Susana, en las nubes

No es una metáfora. Ni un juego de palabras. Aunque tal vez sí. Pero sobre todo es un hecho: Susana Díaz está en las nubes.

Mientras el PSOE volvía de algún modo a ser su PSOE, admitiendo incluso la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ella viajaba por Sevilla con el presidente de Airbus, Fernando Alonso, bastante más rápido que su colega de nombre y apellido.

Cuentan que Díaz aguarda ocasión en sus cuarteles de invierno, pero si algo no hace en San Telmo es frío

La estampa no deja de tener lecturas: ella, que tanto se distanció de la idea plurinacional de un Pedro Sánchez con más vaivenes que un avión con Melendi en el pasaje, tuvo que escuchar desde lejos cómo su renacido jefe terminaba suscribiendo sus palabras sin mención alguna a la lideresa.

¿Segunda vuelta?

Cuentan que Díaz aguarda ocasión en sus cuarteles de invierno, pero si algo no hace en San Telmo es frío: con una primavera eterna rodeando a quien tantas veces pudo ser y ninguna de ellas lo fue; apelar a estas alturas a una segunda vuelta de pulso con Pedro es más objeto de ensoñación de sus partidarios que hito en el calendario político a medio plazo de los socialistas.

Desde las nubes, con la compañía aeronáutica que más empleo deja en Andalucía, es posible que Susana otee el paisaje con una mezcla de alivio, melancolía y envidia. Aunque olvide que, siempre que ha intentado luego tocar tierra, sus viajes han terminado con un aterrizaje forzoso. 

Primarias a cuchillo

Mientras, desde allá arriba se concentra en garantizarse el control de su Reino, atosigado por una potente oposición del PP y otra no menos intensa del sanchismo, que con ganas le retiraría el trono, la corona y la sonrisa.

Aunque el control de la andaluza es alto, un dato indica que las turbulencias no sólo están en los cielos: en tres de las ocho provincias andaluzas (Málaga, Almería y Granada), no habrá paseo militar del susanismo y los partidarios de Sánchez se partirán el lomo por conquistar territorio en unas primarias a cara de perro... el próximo uno de octubre.

Y es que, para elegir, fechas, a Díaz nunca le ha faltado ojo: siempre da en la diana más inoportuna. Cuestión de puntería.

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