| 13 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El gobierno se plantea vetar la OPA de IFM a Naturgy

El peso de los fondos en el capital de la energética sería demasiado elevado, cerca del 65% de las acciones, y su prioridad es únicamente la obtención del máximo dividendo.

| R. Martínez Empresa

La oferta lanzada por el fondo australiano IFM sobre casi el 23% del capital de Naturgy pone al Gobierno en una compleja situación que le obliga a plantearse parar la operación. Cuenta con la posibilidad de aplicar la normativa con la que este Ejecutivo se ha dotado para impedir que empresas estratégicas puedan caer en manos de inversores extranjeros, que aprovechen la caída del valor en Bolsa par la pandemia.

Naturgy puede cumplir con esas condiciones, y sin duda es una compañía relevante para el suministro de gas y electricidad. Si bien el diseño de la oferta favorece a que IFM no sea vetada. Tendrá poder, pero no todo, y el nuevo accionista estará más limitado si Criteria-La Caixa permanecen en el capital con su 24% en propiedad. Aunque la entidad catalana tiene vocación de permanencia en esta empresa, su posición podría ser incómoda si los fondos suman sus estrategias.

Y ahí se perfila una derivada negativa: el fondo australiano junto a los también fondos GIP y CVC tendrían más del 63% del capital, si la oferta tiene éxito entre los minoritarios. Si la opa siegue adelante en los términos actuales menos de las acciones se intercambiarían en Bolsa, ya que la argelina Sonatrach tiene cerca del 4% de las acciones de Naturgy.

Es conocido que estas entidades de inversión colectiva, si bien al ser accionistas estables se interesan por el futuro del grupo, buscan siempre una remuneración elevada vía dividendos. Los tres controlarían el consejo. Medios consultados señalan que ha habido tensión entre los representantes de los GIP y CVC en el consejo y el presidente Francisco Reynés por la transformación de la energética. Aunque ahora IFM señale que no tiene intención  de promover cambios, en el futuro se podría imponer el peso de estos tres accionistas.

El Gobierno se enfrenta a este panorama con el precedente de Endesa, controlada por la italiana Enel, que ha fijado un más que elevado pay-out (porcentaje de los beneficios destinados a dividendos) en su filial española. Otra energética en manos de entidades extranjeras no parece un movimiento idóneo es una etapa convulsa como la actual, señalan otros medios. Mientras, el fondo australiano se mueve e intenta convencer al Ejecutivo que es partidario de realizar inversiones en energías renovables y redes.