| 10 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, en el memorial de Rubalcaba en 2019
Pedro Sánchez, en el memorial de Rubalcaba en 2019

Avergüenzan a Sánchez por recordar a Rubalcaba tras arrinconarlo hasta su muerte

En plena tormenta interna en el PSOE por las "purgas" de Sánchez, el homenaje al fallecido Rubalcaba recrudece la guerra que ambos ya libraron por la deriva socialista hacia Podemos.

 

Alfredo Pérez Rubalcaba se fue hace ahora dos años, un 10 de mayo de 2019, apartado por Pedro Sánchez como tanto otros de la "vieja guardia" que ahora, casos de Leguina o Redondo, sufre incluso expedientes de expulsión.

Su ostracismo, denunciado por él mismo, no impidió que el entonces y ahora presidente convirtiera su funeral en una campaña de promoción de las "esencias socialistas" que, a juicio de sus críticos, tanto ninguneaba y ahora incluso persigue.

Esa tormenta interna, con avisos de Felipe González y resurrecciones tan críticas como la de Tomás Gómez, primera víctima de Sánchez en 2015 cuando fue depuesto como líder socialista en Madrid; se ha percibido precisamente en el recuerdo del fallecido. 

Un simple mensaje de homenaje en Twitter por parte del PSOE ha sacado a la luz toda la tensión que se vive en torno a Moncloa y Ferraz, con las Primarias andaluzas y el pulso entre Susana Díaz y el sanchista Juan Espadas como primer asalto real para dirimir las fuerzas de unos y otros.

 

 

"Hoy a Rubalcaba le hubiera expedientado Lastra"; "Le habríais purgado del partido";  "Tendría expediente de expulsión como Leguina o Redondo"; "Hoy estaría con Múgica, Redondo o Leguina... no con Sánchez". Son solo algunas de las respuestas recibidas por el PSOE, un indicio más de la crisis soterrada entre dos modelos de partido y liderazgo que Sánchez consagrado, siempre en su favor.

¿Pero de verdad Rubalcaba se opondría ahora a su secretario general? Responder a esa pregunta podría ser una quimera, en principio, de no ser por una poderosa razón: el propio "Alfredo" dejó clara su postura mucho antes incluso de que Sánchez llegara a pactar con Podemos o a entenderse con Bildu o ERC. Y pagó un elevado precio que ahora difícilmente se puede esconder.

Aquel mayo de 2019

La imagen de Pedro Sánchez hace dos años velando el féretro de su predecesor en la secretaría general, prácticamente durante todo el tiempo en que permaneció abierta la capilla ardiente hasta su entierro dominical en Tres Cantos, intentó tapar el abismo existente entre ambos que hoy, probablemente, sería definitivo.

Rubalcaba falleció enfrentado a la estrategia de Sánchez y silenciado por quien ahora le rinde homenajes

Porque Rubalcaba, aun retirado desde 2014, fue uno de los dirigentes más nítidamente opuestos a todo lo que Sánchez ha venido haciendo desde 2015, cuando llevó a España a la repetición de Elecciones Generales, finalmente celebradas de nuevo en 2016 y saldadas con otra derrota ante Rajoy. Luego vino la moción de censura de 2018, dos Elecciones Generales más y un pacto con Podemos y los partidos independentistas contra los que tanto alertó el fallecido.

 

Ya antes de todo eso promovió a Eduardo Madina como secretario general, un puesto finalmente logrado por Sánchez gracias, paradójicamente, a Susana Díaz, que movió todo su poder interno para promover a un dirigente casi desconocido que le guardara la silla mientras ella ganaba las Elecciones en Andalucía, un hito que consideraba imprescindible para desembarcar en Ferraz con autoridad. Le salió el tiro por la culata y el líder efímero se quedó con los galones regalados: el resto es historia.

Un detractor de los pactos de Sánchez

Entre medias, Rubalcaba fue de los más contundentes detractores del intento de pacto que, tras los comicios de junio de 2016, protagonizó Sánchez con Podemos y los independentistas, finalmente concretado en la moción de censura: aquella vez, la vieja guardia comandada por el asturiano Javier Fernández logró frenarle, destituyéndole como secretario general en un brusco Comité Federal, con una operación que Rubalcaba conocía y respaldaba. Algo que Sánchez nunca le perdonó.

 

 

Del enorme desafecto de Rubalcaba hacia Sánchez, y de las represalias que éste tomó contra él, da cuenta un último de su etapa final: la marginación de Elena Valenciano en las listas socialistas a las Elecciones Europeas, pese al buen trabajo que allí estaba haciendo a juicio de propios y extraños y su disposición a seguir en Bruselas. Su relevo fue un sopapo a Rubalcaba en rostro ajeno. Y ambos lo sabían.

"Dejó de hablarme"

Que Sánchez celebre ahora jornadas de luto y recuerde a Rubalcaba como una referencia es difícil de sostener con la hemeroteca, demostrativa de que el desaparecido dirigente de origen cántabro se oponía ardientemente a todo lo que Sánchez ha hecho, a sus pactos con Podemos y al apoyo directo o indirecto del independentismo.

 

Del reguero de pruebas de la actitud de uno y otro da cuenta un demoledor vídeo de una entrevista de Rubalcaba en Antena 3, en el programa Espejo Público de Susanna Griso, en la cual el exvicepresidente incluso desveló cómo Pedro Sánchez dejó de dirigirle la palabra por mostrarle su oposición a cualquier pacto con populistas y nacionalistas: "Yo le dije esto a él y debo decir que dejamos de hablar. Bueno, dejó de hablar él".  Palabra de Rubalcaba. Palabra del autor de la frase que aún persigue a Sánchez: él fue el creado de la expresión "Gobierno de Frankenstein".

La opinión definitiva

Pero si hace falta una última prueba de las diferencias casi irreconciliables entre ambos secretarios generales, ésta la ofreció uno de los mejores conocedores de Rubalcaba, a quien acompañó entre bambalinas durante años, en una posición similar a la que hoy ocupa Iván Redondo con Pedro Sánchez.

"Sigo muy enfadado, y creo que ya es hora de decirlo, sigo enfadado con todos los que en el momento de tu muerte, en lugar de mostrar el respeto debido a tu trayectoria personal y a tu talla política, corrieron a encaramarse sin pudor alguno sobre tu figura, para tratar así de parecer más altos ante las cámaras de TV y los flashes de los fotógrafos", señaló en el primer aniversario.

Se trata de César Calderón, consultor político y miembro del núcleo duro de la asesoría política, en tiempos, al propio Rubalcaba, a Elena Valenciano, a Eduardo Madina y, en general, a esa parte del PSOE laminada sin piedad por Sánchez.

Que sin embargo el actual presidente celebrara hace un año casi un funeral de Estado y haya vuelto a reivindicar a Rubalcaba en los dos aniversarios del óbito, le hizo estallar con ese contundente texto en Voz Pópuli, en el que llega a señalar al actual jefe del Ejecutivo como responsable de la "muerte civil" de su viejo compañero.

"Mucho peor"

"Un año en el que, como ya nos advertías con esa especie de estoicismo ácido y socarrón que manejabas con “los de casa”, con esos que seguíamos llamándote y quedando a cenar contigo tras tu destierro a la vida civil, “la cosa solo puede ir a peor”. Por una vez te quedaste corto en tu pesimismo antropológico: “La cosa” no ha ido a peor, ha ido a mucho peor. Y un año después sigo enfadado, boss".

La referencia a Sánchez, que prácticamente no trató a Rubalcaba durante meses por su tenaz oposición a cualquier acercamiento del PSOE al separatismo, queda reflejada en una última frase terrible de Calderón: "Nunca una competición de pigmeos políticos dando saltos ridículos para tratar de subirse a los hombros de un gigante como tú fue más triste y desoladora".