| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Sánchez sale a saludar en Ferraz tras el escrutinio.
Sánchez sale a saludar en Ferraz tras el escrutinio.

La ambición desmedida de Pedro Sánchez convierte a España en ingobernable

El presidente arrastró al país a una repetición electoral por puro cálculo y el resultado es una victoria pírrica con menos escaños y un escenario de más difíciles mayorías.

| Miguel Blasco España

Pedro Sánchez no ha sumado y, de paso, ha deconstruido definitivamente la gobernabilidad de España. Llegó con 123 escaños a la apertura de los colegios electorales y sale a su cierre con 120, 800.000 votos menos respecto a abril, y un Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo indescriptible. Para tan escaso rédito ha embarcado el líder socialista a los españoles en una aventura que tiene además el peor pronóstico para lo que está por venir.

Si el éxito, como suele decirse, se mide en función de las expectativas generadas, en el PSOE este 10-N han fracasado en cuanto se apaguen los focos de la noche electoral. Iván Redondo convenció a Pedro Sánchez de la repetición electoral -voladura de todas las negociaciones con Unidas Podemos mediante- garantizándole que una nueva cita con las urnas elevaría los 123 escaños del 28 de abril hasta el umbral de los 140.

El gran gurú de La Moncloa cifró hace un mes su previsión en tres variables: los réditos del efecto Moncloa -la imagen presidencial de Sánchez-, el castigo de los votantes de Podemos a Pablo Iglesias por su actitud "obstruccionista" a la hora de facilitar la investidura del líder del PSOE y la desbandada de los simpatizantes de Ciudadanos tras la espantada de su sector socialdemócrata.

Pero las urnas de este domingo han hecho trizas las cuentas de Sánchez y Redondo y han dejado al presidente en funciones mucho más debilitado que hace 24 horas. Los 123 escaños del 28-A pasan ahora a 120, con el 28% de los sufragios.

De hecho, el ambiente en Ferraz ha sido bastante austero. Sánchez, entre gritos de un grupo que gritaba "Con Iglesias sí", ha prometido que esta vez habrá gobierno y que para ello se va a poner a la tarea, excluyéndo eso sí a Vox.

"Nuestro plan no es seguir ganando elecciones si no formar Gobierno. Por eso hago un llamamiento a los demás partidos para que con generosidad y responsabilidad ayuden a desbloquear este Gobierno progresista. Vamos a actuar con responsabilidad para lograr un Gobierno progresista. Los españoles quieren que en el Gobierno participen varias formaciones políticas y yo los llamo a todos salvo a aquellos que se distancian de la convivencia y la democracia. Hemos ganado y a partir de mañana, ¡A trabajar!", ha dicho.

Así, Sánchez solo podría ser investido con mayoría absoluta si alcanzara un pacto con Unidas Podemos, Más País, ERC, PNV y, por ejemplo, el PRC, que ya le apoyó en su investidura fallida del pasado mes de julio.

La otra opción será la investidura en segunda votación con la abstención del PP, una posibilidad que ha cobrado fuerza en las últimas horas y que no se descarta tajantement ya en la sede de Génova 13.

No le han funcionado ninguno de sus trucos: ni presentarse como el garante de la estabilidad, ni la exhumación de Franco ni agitar el espantajo del miedo a Vox., el gran beneficiado de la gestión del inquilino de La Moncloa.

 

Sánchez y Redondo: los dos grandes responsables del fracaso del PSOE en las urnas del 10-N.

 

Al margen de que las cuentas diseñadas en el laboratorio de Redondo, a Sánchez se le acumulan además los problemas en un Congreso más ingobernable aún si cabe desde este próximo lunes: a las nuevas Cortes llega un independentismo catalán al alza, un nacionalismo vasco (PNV y Bildu) muy consolidado, y la irrupción de una CUP que llega con un objetivo prioritario: dinamitar más aún la estabilidad.

A falta de los primeros análisis que haga este lunes la cúpula socialista en Ferraz una conclusión parece clara sobre su mesa: en apenas un año y medio, Pedro Sánchez ha deconstruido la gobernabilidad de España. Y lo de gobernar en solitario está igual de lejos que hace 24 horas. O más.