| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez y Quim Torra conversan en el Palau de la Generalitat.
Pedro Sánchez y Quim Torra conversan en el Palau de la Generalitat.

Borrell desaconsejó a Sánchez reunirse con Torra por miedo a sus tretas

El encuentro se produjo con mar de fondo en el PSOE, agravado por la liturgia en la que el independentismo envolvió la visita del presidente del Gobierno. Iceta, por contra, estaba feliz.

| Ana Isabel Martín España

La imagen de Quim Torra recibiendo a Pedro Sánchez en el Palau de la Generalitat como si de un mandatario extranjero se tratara, y la de Iván Redondo inclinando la cabeza ante un president condenado e inhabilitado por desobediencia, erizaron la piel a más de uno en el PSOE

Aunque Sánchez haya diluido su entrevista con Torra en una visita de dos días a Barcelona, era evidente el fin: proponer a Torra lo que el presidente ha venido en llamar una Agenda para el reencuentro. Aunque la respuesta de su interlocutor fue la esperada: autodeterminación y amnistía.

"No hay que perder tiempo ni hacérselo perder a nadie. No hay que trasladar expectativas falsas", se quejó el presidente de la Generalitat a la salida de la reunión. 

Una reunión que llegó a estar en el aire cuando Torra sacó pecho en Catalunya Radio y adelantó que le iba a plantear la autodeterminación y la amnistía de los cabecillas del procés en prisión. Unido a la retirada de su acta como diputado en el Parlament, que teóricamente lleva aparejada su destitución como president. Y al anuncio de adelanto electoral sin fecha. 

La reunión de este jueves se produjo en medio de un enorme mar de fondo. Pese al entusiasmo del PSC de Miquel Iceta, había voces en el PSOE que la desaconsejaban, previendo la trampa. Entre ellas, la del exministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que en los últimos días le hizo llegar al presidente su opinión contraria al encuentro, según ha podido saber ESdiario. 

Borrell fue, precisamente, uno de los peajes que pagó Sánchez al independentismo, al enviarlo a Bruselas como Alto Representante de la UE para la Política Exterior porque a Torra, Gabriel Rufián y compañía les estorbaba en el Ministerio. 

De hecho, tras la marcha de Borrell el presidente se ha vuelto extrañamente permisivo con las embajadas catalanas en el extranjero, que el exministro combatió con uñas y dientes por ser un instrumento de propaganda exterior del independentismo. Y sin embargo a mediados del mes pasado el Ejecutivo levantó el veto a tres -Argentina, Túnez y México- cuya apertura habían paralizado los tribunales a instancias de Borrell. 

"No hemos tenido un partido liberal que complete las mayorías minoritarias desde una perspectiva nacional. Eso no ha sido buena cosa", se lamentaba el ahora jefe de la diplomacia de la UE este miércoles durante un acto con el también exministro de Exteriores José Manuel García Margallo

La de Borrell no ha sido la única contestación interna que ha tenido la reunión entre Sánchez y Torra. También Carmen Calvo tuvo dudas en el pasado. "Aprovechará para despedirse, porque le quedan dos telediarios", ironizaba la víspera del encuentro el castellano-manchego Emiliano García Page. En el lado contrario, Iceta aplaudía un encuentro que según él reafirma el compromiso del sanchismo con "el diálogo, la negociación y el pacto". 

Por lo pronto este mismo mes empezará la mesa de negociación, con Sánchez y Torra al frente. Y, según el presidente, sin relator.