El jefe de Gabinete de Sánchez se delata: esto opina del populismo Iván Redondo

El Consejo de Ministros detalla este viernes la propuesta de Pedro Sánchez para reducir los aforamientos a diputados, senadores y miembros del Gobierno, y únicamente en los casos que no tengan que ver con el ejercicio de su cargo. 

La medida ha servido para tener entretenida a la opinión pública durante una semana en la que al presidente socialista no le interesaba que siguiese hablándose de las dudas sobre la autoría, originalidad y calidad de su tesis doctoral. Aunque no lo haya conseguido.

Y se une, en cualquier caso, a una larga lista de medidas por las que se viene acusando a Sánchez de practicar un populismo que no se veía desde la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. 

Desde la exhumación de los restos de Franco a los inmigrantes del Aquarius, pasando por el impuesto a la banca, el amago de ruptura del contrato con Arabia Saudí para la fabricación de 400 bombas, el regreso de la sanidad universal, la subida del IRPF "para los ricos" y, por último -de momento-, la supresión del impuesto del 7% a la generación eléctrica.

En la mayoría de ellas, si no en todas, se aprecia la alargada sombra del director de Gabinete del presidente, Iván Redondo, el ministro sin cartera, como ya se le conoce. 

Y es de esperar que siga la dinámica, porque esto decía Redondo sobre el populismo en una entrevista que le hizo Pablo Iglesias para el programa La Tuerka en abril de 2016:  

"Utilizar el populismo como técnica electoral no es criticable, bajo mi punto de vista. Insisto, como ideología sí, como técnica electoral no, como estrategia". 

En esa misma entrevista, también aseguró que los tiempos en política lo son todo, 

Lo cierto es que los métodos y salidas de Redondo están levantando ciertas suspicacias en el PSOE y en el propio Gobierno. De hecho, tal y como ha contado ESdiario, ya se han producido las primeras tiranteces entre el asesor aúlico de Sánchez y su vicepresidenta, Carmen Calvo.

Iván Redondo y Carmen Calvo a garrotazos en La Moncloa para reprocharse la descoordinación