| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez durante la cumbre del G-20 el pasado mes de noviembre en Indonesia
Pedro Sánchez durante la cumbre del G-20 el pasado mes de noviembre en Indonesia

Sánchez también es responsable: elogios a la ley del solo sí es sí hace muy poco

El presidente del Gobierno seguía sacando pecho por la ley en noviembre, cuando ya diferentes jueces habían rebajado penas a violadores. Inspirará otras leyes similares en el mundo, decía.

| Félix Hernández España

El PSOE, alarmado por las encuestas, trata de cortar la hemorragia de votos que supone la ley del solo sí es sí, a veces llamada de forma incorrecta ley Montero. Y es que si bien ella y su Ministerio de Igualdad son los promotores, el presidente del Gobierno tiene, como mínimo, la misma responsabilidad en que haya visto la luz esta norma que favorece a cientos y cientos de violadores y pederastas. 

La responsabilidad de Sánchez no es solo por omisión, por dejar hacer sin poner freno al disparate, que también. Su papel en todo esto va más allá. Sánchez es culpable por acción, culpable activo de que más de 400 delincuentes sexuales hayan visto rebajada su condena para escarnio y sufrimiento de sus víctimas. Vamos a explicar, calendario en mano, por qué. 

Un mes después de entrar en vigor, Sánchez seguía orgulloso de su ley

La ley fue aprobada la ley el 6 de julio de 2022 en el Consejo de Ministros. Un mes después, el 25 de julio, se le dio luz verde en el Congreso y el 7 de octubre entró en vigor. Sánchez se felicitó de todos y cada uno de esos pasos. Pero la cosa va más allá. El 16 de noviembre, con algo más de un mes vigente, el presidente del Gobierno seguía sacando pecho por lo estupenda que era la norma. Para esa fecha ya había sentencias de diferentes tribunales de al menos 10 comunidades autónomas rebajando las penas a violadores a costa de la ley.

Esa “ley de vanguardia”, “conquista del movimiento feminista”, que iba a “inspirar” otras muchas leyes de este tipo en el mundo, se ha quedado en una gran metedura de pata, un error mayúsculo fruto de los prejuicios y el sectarismo del Gobierno

En ese contexto, Sánchez no tuvo inconveniente en afirmar desde Bali que la ley, su ley, era una “gran conquista del movimiento feminista”. A su juicio, decía, “es una ley de vanguardia que va a inspirar otras muchas leyes en el mundo, estoy convencido”. Y es que, añadía, “lo que se ha hecho ha sido identificar cualquier tipo de delito sexual como una agresión sexual, para que haya penas más agravadas”.

 

Las “penas más agravadas” eran una ensoñación del presidente que estaba avisado por activa y por pasiva de lo que iba a ocurrir: 400 reducciones de pena a violadores que llegarán a varios miles, según muchos expertos.

Pero es que no solo se lo dijeron los órganos consultivos procedentes, también muchos juristas lo advirtieron y la propia vicepresidenta del Gobierno en aquellas fechas, Carmen Calvo, se lo hizo saber a todo el Ejecutivo. Ella misma lo ha confesado. Lo mismo hizo el entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, oponerse a la ley y advertir del error.

Ahora, la rectificación llega tarde y mal. Mejor que no hacerla, claro, pero el daño ya es irreversible. Esa “ley de vanguardia”, “conquista del movimiento feminista”, que iba a “inspirar” otras muchas leyes de este tipo en el mundo, se ha quedado en una gran metedura de pata, un error mayúsculo fruto de los prejuicios y el sectarismo del Gobierno.