| 29 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Esperanza Casteleiro (izda) junto a su antecesora, la purgada Paz Esteban.
Esperanza Casteleiro (izda) junto a su antecesora, la purgada Paz Esteban.

Tres meses de purga en el CNI: Casteleiro "atrapada" en la guerra Bolaños-Robles

El 12 de mayo Paz Esteban dejó el mando de los servicios secretos tras entregar Sánchez su cabeza a Esquerra. Pero lejos de calmarse, las aguas bajan cada día más revueltas en "La Casa".

| Javier Ruiz de Vergara España

Justo este viernes 12 de agosto se cumplen tres meses del convulso relevo en la cúpula de los Servicios Secretos españoles. Tras una purga sin precedentes pilotada desde Moncloa tras el escándalo Pegasus, Pedro Sánchez ordenó a la ministra de Defensa entregar la cabeza de la directora del CNI, Paz Esteban. Era el precio que el presidente se vio obligado a pagar a Esquerra y a Bildu tras conocerse el espionaje a Pere Aragonés durante el procés.

Ese 12 de mayo, Esperanza Casteleiro asumía el mando de los cerca de 4.000 agentes de nuestro espionaje. Pero lejos de calmarse las agitadas aguas en La Casa, el incendio interno no solo no se ha apagado sino que presenta múltiples focos. Los agentes más veteranos reprochan a su nueva jefa que no haya sido capaz de blindar su independencia y que el CNI siga sometido a los vaivenes de los intereses políticos y partidistas del líder del PSOE.

Prueba de ellos es la nueva Ley de Secretos Oficiales, con Bildu de gran muñidor de la iniciativa, y de la nueva remesa de pagos de Moncloa al independentismo catalán a la caza de su a los próximos Presupuestos Generales. Y por si fuera poco esto, la batalla larvada entre los ministros Félix Bolaños y Margarita Robles por manejar a Casteleiro con el mando a distancia.

 

Bolaños, Marlaska y Robles: tres ministros en guerra por el manejo del CNI.

 

En estas últimas semanas, tal como se temían los espías más veteranos, el centro de no ha dejado de frecuentar los medios de comunicación. Para mal. En primer lugar, a exigencia de Bildu, por la retirada de las antenas (agentes con base estable) que el CNI aún mantiene en el País Vasco.

 

Un error garrafal, según las fuentes consultadas, ya que en este momento hay un rebrote de la violencia de baja intensidad y una escisión en las juventudes batasunas que ha desatado una inusal bronca entre un colectivo juvenil anarco-comunista (GSK) y las juventudes de Sortu, ERNAI.

Y, después, por la rebelión interna que ha provocado en La Casa el traslado de la Autoridad Nacional para la Infomación Clasificada desde el Ministerio de Defensa al de Presidencia.

Otro invento derivado de la nueva Ley de Secretos en el momento más inoportuno posible. Y aunque en público Margarita Robles y Félix Bolaños se han conjurado para aparentar normalidad, lo cierto es que las emboscadas entre sus equipos golpean estos días de lleno al Servicio de Inteligencia sin que Esperanza Casteleiro se capaz de llevar allí la tranquilidad.