| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El líder del Partido Popular, Pablo Casado
El líder del Partido Popular, Pablo Casado

El plan de Casado para desafiar a Abascal inspirado en el Gobierno de Ayuso

Génova tiene una estrategia para, sin romper con VOX pero sin llegar a grandes acuerdos, retratar a los de Abascal con una gran decisión que medirá su relación con Casado y con Sánchez.

| Andrea Jiménez España

La relación entre PP y VOX y compleja y así seguirá siendo antes de cada cita electoral. Bien distinto puede ser lo que ocurra una vez cierren los colegios electorales y cada partido deba enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones:

¿Permitirá cualquiera de los dos partidos que gobierne un rival de ambos o, aunque no haya pactos de coalición o de legislatura, se permitirá la investidura del candidato del centroderecha con más votos? Ésa es la gran pregunta y, al menos en Génova, creen tener respuesta: Abascal no avalará la continuidad de Sánchez aunque no tenga un acuerdo estable con Casado, según reconocen fuentes populares a este periódico.

Las encuestas son favorables para el PP que no deja de subir enteros. La descomposición de la coalición de Gobierno, sumida en peleas intestinas, junto a la radicalidad de Sánchez a la hora de firmar alianzas con ERC y Bildu hacen que Pablo Casado se vea cada vez más cerca de Moncloa.

De hecho, desde el seno del PP así lo vaticinan, pues el apoyo popular de Casado no para de crecer. Según fuentes populares consultadas por ESdiario las encuestas internas que manejan desde la dirección también son favorables para el partido que se impondría como vencedor de unas elecciones generales.

La tendencia se impone y es que, tal y como señaló el propio Pablo Casado en una entrevista en Cope, "hay una clara tendencia que se está asentando", añadiendo además, que "es la primera vez en democracia que el partido de la oposición supera al del Gobierno en sólo dos años".

La política errática de Sánchez en cuanto a la gestión de la pandemia pronto ha pasado factura y sus decisiones posteriores para poder salir del atolladero no han hecho más que lastrar a un presidente que está en horas bajas, en vísperas de la futura aprobación de unos presupuestos que nacen "muertos" pues las previsiones económicas de las que parten ya han sido enmendadas por los principales organismos económicos.

Además, su coalición se resquebraja, o quizá la esté dejando resquebrajar consciente del calendario electoral que se avecina. De hecho, la clausura del 40 Congreso Federal fue el pistoletazo de salida de la larga campaña que se dispone a activar el líder socialista bajo un lema y un argumento ya apuntado en Valencia para dar la batalla a su izquierda: "socialdemocracia".

Sánchez carece de crédito

Sánchez quiere 'pescar' votos en un caladero complicado. El de la moderación, y prueba de ello es el acercamiento al PP en los pactos para la renovación de los órganos constitucionales, un acercamiento que solo él ha permitido tras meses de bloqueo pese a la insistencia de Pablo Casado.

Sin embargo, Sánchez hace mucho que ya no es creíble, ni siquiera entre sus propias filas, pues los bandazos del presidente son muchos y eso siempre penaliza. Los pactos con Bildu y ERC, aquel "no podría dormir con Iglesias en el Gobierno" o incluso el doble discurso sobre la derogación de la reforma laboral que tanto ha enfadado a Podemos ha terminado por colmar la paciencia de los socialistas clásicos que ven en el presidente a una especie de superviviente que solo busca mantenerse en el puesto.

Mientras tanto, Casado ha ido haciendo su trabajo al frente de la oposición, denunciando los desmanes del Gobierno, y desde el PP están satisfechos con el rumbo tomado por el partido. Casado se ve reforzado en las encuestas y el tirón de Vox parece que va cesando en favor de un centroderecha moderado que apuesta por construir y realizar reformas para salir de la crisis.

Nadie se plantea un posible 'sorpasso' de Vox al PP sino que cualquier alternativa de Gobierno pasa por un PP fuerte que sepa aglutinar al centroderecha

De hecho, el propio líder popular ha recordado que ya nadie se plantea un posible 'sorpasso'de Vox al PP sino que cualquier alternativa de Gobierno pasa por un PP fuerte que sepa aglutinar al centroderecha y así superar en escaños a la suma de las izquierdas y los nacionalistas.

Así, se mira en un espejo, el de la Comunidad de Madrid, en el que Isabel Díaz Ayuso se presentó al debate de investidura dejando en manos de Vox la responsabilidad de retratarse y escoger si querían permitir una réplica de Moncloa en Sol o si bien optaban por un Gobierno del PP fuerte, que plantase cara a Sánchez. "Tú vas a una investidura y que cada uno se retrate", ha reiterado Casado en sus reuniones con los más cercanos.

 

 

De hecho, el líder del PP lo tiene claro quiere un Ejecutivo monocolor en Moncloa, en solitario, sin ataduras ni hipotecas que pagar para poder llevar a cabo las reformas necesarias para superar la época postpandemia en el que se recupere "la unidad territorial, la fortaleza institucional y el prestigio internacional".

Una jugada arriesgada

La estrategia pasa, pues, por situar a VOX frente a su espejo, llegado el caso: obligarle a apoyar la investidura de Casado o permitir la continuidad de Sánchez, sin necesidad de cerrar un pacto previo amplio con Abascal. Una jugada arriesgada pero cargada de lógica que ya se hizo, con distintas versiones, en Andalucía o Madrid.

Pero que tiene efectos secundarios que, en el caso madrileño, pueden notarse en breve, según  ha constatado ESdiario en fuentes oficiales: VOX puede retirar su respaldo a los Presupuestos de Isabel Díaz Ayuso, lo que haría casi imposible su aprobación.