| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Pedro Sánchez, presentando el cheque de 200 euros para alimentos
Pedro Sánchez, presentando el cheque de 200 euros para alimentos

Sánchez se inspiró en el peronismo para el cheque de 200 euros repleto de trucos

La ayuda solo se dará una vez, supone solo 17 euros al mes para comer y pretende acallar el subidón del combustible y de las hipotecas

| Yolanda Lorenzo España

 

El 2023 arrancará con el combustible disparado de precio y ya sin rebajas, y con un ramillete de malas noticias económicas: las retenciones en las nóminas subirán hasta un 0.6% por la entrada en vigor del Mecanismo Intergeneracional de Equidad y más si se incrementa el SMI y arrastra todos los salarios; la hipoteca media de 180.000 euros subirá hasta 300 euros al mes con los nuevos tipos de interés y ni la luz ni el gas darán una tregua durante muchos meses.

Por resumirlo, los especialistas económicos y parlamentarios consultados por ESdiario, dan una cifra: “En 2018 el gasto medio de una familia en comida, luz, gas, casa y gasolina era de 18.900 euros. Ahora es de 24.400 euros”.

Y a eso hay que añadirle otros gastos fijos como el teléfono, internet, los distintos seguros, el agua y los impuestos municipales, entre otras mordidas que, en síntesis, se llevan por delante el 100% del salario medio de España, situado en los 24.000 euros anuales.

 

Ante esa realidad, el Gobierno ha improvisado un plan de ayudas que, en realidad, intenta camuflar la desaparición de las rebajas en las gasolineras, que ya no descontarán de manera general, desde Año Nuevo, los 20 céntimos por litro que hacían algo más llevadera la carga para millones de ciudadanos: desde el 1 de enero, el precio del combustible rondará el 1.8 euros, sin que se descarte nuevos repuntes en pleno invierno.

Es un mordisco al bolsillo tremendo que se ha intentado maquillar con una batería de medidas que representan más ruido que nueces: la reducción del IVA al 0% durante seis meses en alimentos básicos, entre los cuales no figura ni la carne ni el pescado, será un alivio mínimo, de muy pocos euros mensuales, frente al bocado diario del combustible.

La ayuda parcial a la compra es ínfima al lado del palo generalizado que va a suponer el fin de las rebajas al combustible

Y lo mismo ocurre con la medida estrella de Sánchez: el cheque de 200 euros para la cesta de la compra, que se concederá a familias con ingresos inferiores a los 27.000 euros y un patrimonio valorado en menos de 75.000 euros, lo que excluye ya de antemano a los propietarios de casi cualquier vivienda en toda España, cuyo precio supera esa cifra. Y todo ello pese a que, gracias a la inflación, el Estado va a ingresar hasta 35.000 millones más de lo previsto, de los cuales apenas dedicará un tercio a las nuevas ayudas.

Un cheque con trampas

El cheque en cuestión tiene más trucos, según han explicado a este periódico fuentes parlamentarias: se dará una sola vez y no será renovable, lo que en la práctica equivale a que, a lo sumo, las familias beneficiarias del mismo solo podrán ahorrarse 17 euros mensuales en la cesta de la compra, una cifra ínfima al lado de los sobreprecios de la luz, el gas, la letra del piso y la gasolina.

La dádiva está impulsada por Podemos, que en principio quiso subirla a 300 euros, e inspirada en una muy similar del Gobierno peronista de Argentina, país al que acudió en fechas recientes la ministra de Igualdad, Irene Montero.

 

 

Allí se creó el cheque "Alimentar" para familias con hijos de menos de 14 años y madres solteras "vulnerables", el mismo término que el Gobierno de Sánchez ha importado, desde hace tiempo, para clasificar a los distintos segmentos de la población española y dividirla en dos partes: a una no han dejado de subirle los precios y los impuestos y a la otra, receptora de las ayudas con tintes electorales, no le da para mucho más que la estricta supervivencia.

Del efecto de todo ello en el país austral da cuenta cómo se ha disparado la inflación, hasta rozar el 90%, más que en España, donde los baremos reales son bien distintos a los que refleja Sánchez al presumir de haberla contenido como pocos países en Europa.

El drama de las hipotecas

Lo cierto es que la inflación de la cesta de la compra es ya en España del 15%, a la que hay que sumarle otros cinco puntos porcentuales del año anterior. Un bocado que tampoco se compensará con el tope a los precios del alquiler, que no podrán subir más de un 2%: la retracción de la oferta ha sido el efecto habitual en países donde se han ensayado medidas similares.

Aunque, eso sí, sirven para camuflar el verdadero drama real que ya se vive en el mercado inmobiliario español con las actualizaciones anuales de las hipotecas para adaptarlas a los tipos de interés al alza aprobados por el Banco Central Europeo: aunque el Gobierno intenta negociar límites con la Banca, para que no apliquen todas las subidas, lo cierto es que millones de hipotecados ya han visto subir su factura mensual tanto o más que el "cheque alimentario" anual.