| 10 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pablo Iglesias, junto a su secretario de Organización, Pablo Echenique.
Pablo Iglesias, junto a su secretario de Organización, Pablo Echenique.

Podemos aplasta sus círculos: así purga Pablo Iglesias a quien le contradice

El "ordeno y mando" impuesto por el tándem Iglesias-Echenique tras el Congreso de Vistalegre y la derrota de Errejón están provocando la deserción de militantes y la agonía de los círculos.

| Miguel Blasco España

¿Qué fue de los círculos de Podemos? ¿Qué queda de aquella formación política nacida desde las plazas en la que las decisiones se tomaban desde abajo hacia arriba?, se preguntan ahora muchos militantes de base y dirigentes territoriales de la formación.

Y entre buena parte de los dirigentes del partido morado, sobre todo en el sector vinculado a su exnúmero dos, Iñigo Errejón, se ha instalado en los últimos meses -sobre todo desde el congreso de Vistalegre II- la preocupación por el "caudillismo" con el que Pablo Iglesias y un puñado de sus fieles toman las decisiones bajo el principio de "ordeno y mando".

En la consulta a las bases sobre la moción de censura a Rajoy apenas votó el 18% del censo

Ponen como ejemplo la moción de censura presentada por Iglesias, gestionada en un despacho por apenas seis dirigentes del partido y sólo sometida después a una consulta interna a las bases que se saldó con una modestísima participación -el 18%- y con un llamamiento a llenar la madrileña Puerta del Sol que también acabó en fracaso.

El sector errejonista reconoce en privado que el "personalísimo" liderazgo de Iglesias y de su ejecutor y número dos, Pablo Echenique, y algunas iniciativas adoptadas sin debate como la salida a la calle del tramabús, la moción de censura contra Cristina Cifuentes en Madrid, el apoyo al referéndum soberanista de Puigdemont y la inoperancia legislativa del Grupo Parlamentario de Podemos desde la defenestración de Iñigo Errejón y su relevo por Irene Montero está provocando una deserción masiva de las bases cuando no una virulenta represión disciplinaria.

ESdiario se hizo eco el 30 de mayo, con una impactante fotografía, de la deserción de militantes de a pie en las asambleas locales, una deserción de la que también se están haciendo eco las últimas encuestas que recogen una importante fuga de votos de Podemos al nuevo PSOE de Pedro Sánchez.

Este nuevo liderazgo de Iglesias y sus fieles nacido tras su victoria interna sobre Errejón está provocando además una cadena imparable de rebeliones internas entre los cargos autonómicos y municipales de Podemos. Hasta 80.000 expedientes se acumulan en su llamada Comisión de Garantías Democráticas, el órgano encargado de velar por la transparencia y la disciplina dentro del partido morado.

Según informa este lunes el semanario Interviú, decenas de estos casos han terminado en los tribunales en comunidades como Galicia, País Vasco, Extremadura, Baleares o Cataluña. Y es que los Consejos Ciudadanos están sufriendo constantes dimisiones por el ninguneo del aparato hacia los círculos. 

"Esto es el podemismo ilustrado: todo para las bases, pero sin las bases", denuncia en la citada revista Juan José Celorio, procurador por Podemos en las Juntas Generales de Álava.

Tanto él como sus compañeros Koldo Martín, Javier Bizarro y Daniel Trujillano están a punto de ser expulsados del partido. Así lo dictaminó hace tres meses la Comisión de Garantías Democráticas de la formación, después de que los cuatro junteros, de los ocho que conforman el grupo, votaran no en diciembre de 2016 a los presupuestos generales de Álava, en contra de la abstención que defendía la portavoz del grupo, Arantxa Abecia, y otras dos compañeras.

Se da la circunstancia que Podemos en el País Vasco, cuyo líder es Lander Martínez, es la única estructura territorial afín a Errejón en toda España. El no a los Presupuestos supuso un expediente disciplinario firmado por Pablo Echenique contra los discrepantes, que son mayoría dentro del grupo, y su práctica inhabilitación política, al negarles la participación en las comisiones, censurar sus iniciativas parlamentarias y la pérdida del sueldo foral al que tenían derecho dos de ellos como liberados.