| 28 de Febrero de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez, durante su declaración institucional previa al fin del estado de alarma.
Pedro Sánchez, durante su declaración institucional previa al fin del estado de alarma.

Sánchez defiende sus mentiras en un "Aló presidente" sin preguntas

El inquilino de la Moncloa sugiere que la oposición no haga su trabajo para fiscalizar los errores e irregularidades del Gobierno durante la crisis del coronavirus.

| Fernando Escudero España

A pocas horas de la  finalización del estado de alarma que declaró el 14 de marzo y que acaba la próxima medianoche, Pedro Sánchez no ha podido resistirse a lo que él entiende que debe ser su relación con los medios de comunicación. Su última aparición pública desde el palacio de la Moncloa durante este periodo excepcional se ha limitado a ser un genuino 'Aló Presidente'. Ha utilizado una simple declaración institucional de poco más de cuarto de hora para hacer balance de su gestión de la crisis del coronavirus sin posibilidad de preguntas por parte de profesionales de la información.

El jefe del Ejecutivo central ha utilizado su púlpito monclovita para apuntalar las dos grandes mentiras de su gobierno sobre la pandemia en España. La primera de ellas, que no se pudo evitar la gran explosión de contagios.

 

“Todos lo ignorábamos, pero un virus desconocido había entrado en nuestras vidas hace tiempo. Nadie sabía que estábamos a las puertas de lo que hemos sufrido: la mayor conmoción sanitaria, social y económica de los últimos 80 años”, ha asegurado Pedro Sánchez, intentado tapar una vez más que su Gobierno conocía desde finales de enero -por parte de la Organización Mundial de la Salud y de las instituciones europeas- que el coronavirus era una grave amenaza y que había que tomar medidas de distanciamiento social incompatibles con grandes eventos de masas como las manifestaciones del 8-M.

El segundo gran embuste por el que se recordará al Ejecutivo de Sánchez durante la pandemia y que el presidente ha querido apuntalar en su comparecencia de este sábado tiene que ver con la cara más trágica de la crisis del coronavirus en España. El inquilino de la Moncloa ha señalado que “más de 28.000 personas” han perdido la vida en nuestro país como consecuencia de la pandemia, ignorando por completo el balance mortal en el que coinciden el Instituto Carlos III, el instituto de Nacional de Estadística o la simple suma de los datos ofrecidos por los gobiernos autonómicos: más de 43.000 fallecidos.

Por contra, al igual que hiciera el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez ha vuelto a sacar pecho de su convencimiento de que su gestión durante la crisis del Covid-19 ha salvado “450.000 vidas”. Y lo ha puesto en boca de “estudios independientes” cuya autoría no ha dado a conocer, ejerciendo el mismo ostracismo informativo que sobre la composición de su “comité de expertos” que ha tomado las decisiones de que comunidades avanzaban o no de fase durante la desescalada.

 

Quiere una oposición sumisa

Después de un largo corolario de agradecimientos a distintos colectivos de profesionales y a los españoles en general por su esfuerzo durante el estado de alarma, Sánchez ha vuelto a insistir en su idea de que los partidos de la oposición no deben hacer su trabajo de fiscalizar los errores e irregularidades cometidas por el Gobierno durante la pandemia. Así, Sánchez ha declarado que, a partir de ahora, “España debe entenderse con España” y que lo “útil es unir fuerzas” y no convertir el Congreso de los Diputados en un “ruedo en el que se deba pelear”.

 

Por otra parte, Pedro Sánchez se ha erigido como una especie de Franklin Delano Roosevelt para anunciar sus verdaderos planes de cara a la recuperación. En este sentido ha hablado de la necesidad de que Espera supere la crisis sobre las “bases de una nueva economía”, que sea “más sostenible, inclusiva y digital”.