Feijóo ve imposible retomar el diálogo con Sánchez y negociará con los españoles

En el PP asumen que será imposible negociar con el PSOE nada relativo a la Justicia y, en la práctica, alcanzar casi ningún acuerdo sobre cualquier otro asunto. Los puentes están totalmente rotos.

Sánchez y Feijóo no hablan desde octubre, cuando el gallego comunicó al presidente del Gobierno que cortaba de plano cualquier negociación sobre la renovación del CGPJ si seguía adelante con la idea de derogar el delito de sedición como exigía ERC.

Desde entonces no sólo se ha aprobado esa enmienda al Código Penal, sino que se ha rebajado el delito de malversación al antojo también de los separatistas catalanes, se ha intentado por la puerta de atrás alterar las mayorías para elegir a los magistrados del Tribunal Constitucional y se ha designado a dos candidatos políticos para renovarlo, como son el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y la ex alto cargo de Moncloa, Laura Díez.

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Estos nombramientos “obscenamente partidistas” han colmado la paciencia del PP. Y es que, fuentes populares recuerdan que dentro de la negociación con el Gobierno para renovar el CGPJ y el TC  -que iba muy avanzada hasta que Sánchez decidió derogar el delito de sedición- había puntos en los que estaban plenamente de acuerdo.

Uno de ellos era precisamente el de no admitir candidatos que hubieran tenido un cargo político hasta después de un mínimo de 5 años de abandonarlo. “Hasta algo tan básico como eso se lo han saltado”, remarcan.

Feijóo se compromete a hacer un “proyecto político sin etiquetas” para ampliar el espectro de votantes y acoger a todo el que quiera defender una España basada en “valores” para que las instituciones “vuelvan a estar al servicio de los ciudadanos”

Es decir, la distancia entre el PP y el Gobierno ha alcanzado proporciones siderales y no queda ni rastro ni siquiera de algún precario puente que pudiera ofrecer una oportunidad. Los populares no se bajan del carro: tienen una serie de exigencias que pasan por derogar las enmiendas a los delitos de sedición y malversación y volver a incluir en el Código Penal la convocatoria de referéndum.

Y no se mueven de ahí ni un milímetro. “Estamos dispuestos a escuchar”, sostienen en Génova, “pero siendo realistas es imposible retomar una negociación en las actuales circunstancias”. Es más, a medida que pase el tiempo y se acerquen las elecciones de mayo será todavía mucho más complicado.

Feijóo, este jueves en Génova haciendo el balance político de 2022.

El problema es que Sánchez tampoco, así que si en algo coinciden ambos es en eso, en que es imposible un acuerdo. Lo que ocurre es que el Gobierno está cómodo así. Ha logrado instalar entre sus votantes y los de sus socios la idea de que es el PP el que “bloquea” y el que está incumpliendo la Constitución.

Se trata de una falacia que los populares quieren desmontar y combatir. Es importante. Por eso planean presentar después de las Navidades, antes de que acabe el mes de enero, un “plan de calidad institucional”, según lo ha bautizado el propio Feijóo, que incluirá la propuesta global del PP sobre la renovación del CGPJ y el cambio normativo que permita que sean los jueces los que elijan al Gobierno de los jueces, tal y como exige la Unión Europea.

“Estamos dispuestos a escuchar”, sostienen en Génova, “pero siendo realistas es imposible retomar una negociación en las actuales circunstancias”.

“Es lo que nosotros haríamos si estuviéramos gobernando”, señalan fuentes del Partido Popular que inciden en que si bien no esperan nada del Gobierno si quieren ‘pactar’ un modelo con los españoles basado en “valores”. En ese documento estará el compromiso que asume el PP sobre el modelo de Justicia ante los votantes de cara a los compromisos electorales del año que viene: las elecciones municipales y autonómicas de mayo y las generales de diciembre.  

"Un proyecto sin etiquetas"

Eso, ha dicho Feijóo este jueves en su balance del año, pasa por hacer un “proyecto político sin etiquetas” para ampliar el espectro de votantes y acoger a todo el que quiera defender una España basada en “valores” para que las instituciones “vuelvan a estar al servicio de los ciudadanos”, no de intereses partidistas.

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En el PP tienen encuestas internan que señalan que ahora mismo hay cerca de un 11% de votantes del PSOE que están desencantados y dispuestos a cambiar su voto hacia los populares. Eso es fundamental para obtener no solo la victoria sino una lo suficientemente amplia para gobernar con las menores ataduras posibles.

No es lo mismo depender de Vox que necesitar algunos votos del partido de Santiago Abascal. Eso se comprueba muy bien en la Comunidad de Madrid donde Ayuso obtuvo una victoria tan holgada como para dejar a Vox en un papel necesario, pero secundario.