O pasan de todo o quieren provocar, pero no parece lo más adecuado estar en pleno plebiscito interno para su continuidad por la polémica mansión de Galapagar y comenzar unas costosas obras.
La casa de Galapagar de Pablo Iglesias e Irene Montero amaneció el pasado jueves con un inusual movimiento. Desde primera hora de la mañana, dos miembros de la seguridad personal del líder de Podemos comenzaron a vigilar las inmediaciones de la vivienda, donde había sendas furgonetas estacionadas en la puerta. Estaban acompañados por Nuria Julbe, miembro del equipo de producción de la formación morada. En concreto, trabaja en el equipo de diseño del partido y es arquitecta de formación. El motivo de su presencia es que la pareja ha iniciado la reforma de su primera propiedad en común con la intención de mudarse cuanto antes y parece que Nuria ha pasado a desempeñar labores de asesora personal, así lo cuenta este sábado LOC.
Que también recoge que lo primero que han hecho Iglesias y Montero ha sido contratar a una empresa experta en puertas de seguridad para cambiar el portón de la vivienda. El responsable de la empresa se acercó en persona hasta la vivienda el jueves por la mañana. Quizá para no suscitar más interés del necesario, ninguno de los dos miembros de la directiva de Podemos estuvo presente en la reunión, capitaneada por Nuria Julbe.
En su urgencia por abandonar el piso de Rivas en el que viven de alquiler y estrenar su nueva casa, Pablo e Irene tienen intención de cambiar algunas ventanas, misión que parecen haber encargado también a Julbe, que ejerce como anfitriona de los distintos operarios que durante esta semana aparecen por la casa. El jueves, la de Podemos ojeó sobre el capó de un vehículo un catálogo de ventanas. Según una fuente cercana a Montero, además de esos dos cambios, quieren pintar antes de mudarse.
Ahora mismo, tal y como ha podido constatar ESdiario, la pareja ultima los detalles para realizar la mudanza desde la casa de Rivas a su nueva residencia en el momento más tenso con las bases de Podemos. Y la "reforma express" de la casa, en pleno plebiscito, ha incendiado las bases de Podemos. Especialmente mal ha sentado entre las filas del sector anticapitalista de la formación morada.