| 29 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Paula Sánchez, la segunda de la embajada en Afganistán.
Paula Sánchez, la segunda de la embajada en Afganistán.

La número dos de la embajada en Afganistán también se queda: así habla y piensa

La joven Paula Sánchez ha decidido acompañar al embajador hasta el final de la evacuación. Nunca ha llevado velo y le hechizó un país en el que "nunca sabes cómo va a ser el día de mañana".

| A.I.M. España

Mucho se está hablando estos días del coraje del embajador en funciones en Afganistán, Gabriel Ferrán Carrión, que ha decidido quedarse en Kabul coordinando el operativo de evacuación y no regresar a España hasta que lo haga el último de los repatriados. 

Pero Ferrán no está solo. Con él se ha quedado también, entre otros, la joven diplomática Paula Sánchez Díaz, que ocupa la segunda jefatura de la embajada (son los dos únicos miembros de la carrera diplomática en aquel destino). También ella podría haber montado en uno de los aviones del Ejército del Aire y tampoco lo ha hecho.

En mayo, Mujeres del Mundo le hizo una entrevista (puede escucharla aquí) que ahora ha recuperado la Escuela Diplomática de España y compartido en sus redes sociales, deseándole "un pronto y feliz regreso a casa".

Sánchez solo salía en blindado y protegida por policías

En la charla, Sánchez, ya destacaba la "inestabilidad política" en Afganistán. "Aquí nunca sabes cómo va a ser el día de mañana", decía de forma premonitoria. Como también que solo podía salir a la calle en blindado y protegida por miembros de la Policía Nacional. "No puedo andar por las calles ni los mercados, es la mayor lacra. Espero que en el proceso de paz el mundo pueda ver Afganistán de cerca", afirmaba sin saber la que se venía encima solo tres meses después.

Afganos evacuados a su llegada a Torrejón de Ardoz.

 

Sorprende porque en la entrevista la diplomática, cuyo primer destino internacional ha sido precisamente Afganistán, destacaba que ella no llevaba velo y que "nunca" había tenido "ningún problema" por no llevarlo. Todo, claro, antes de que los talibanes se hicieran con el control de todo el país.

Y contaba una anécdota que le ocurrió en una conferencia con líderes religiosos. Ella se puso el velo para no desentonar y después del acto entabló conversación con una afgana que le confesó que ella se había sentido obligada a ponérselo también cuando vio que una occidental lo llevaba. "Se sintió culpable, explicaba. "Qué paradójico, la vida nos pone en contextos donde hay una inflación de expectativas, de lo propio y lo ajeno. Estaba poniendo en un compromiso a mujeres que deseaban expresas su libertad de otra manera", reflexionaba. 

Por qué Afganistán

Paula Sánchez revelaba que había elegido Afganistán por el apasionante momento político, "en el marco de un proceso de negociaciones de paz", y por la misión de la OTAN en la que participaba España. 

"Este país tiene muchas cosas que te cambian. Te obliga a buscar la belleza. Son las personas, un sentimiento de dignidad muy fuerte. La fe del país en sí mismo, personas enormemente acogedoras, su hospitalidad no tiene límites". 

Aunque también confesaba que Afganistán no era el sitio idílico para formar una familia: "En el futuro quiero ser madre, no sé si voy a poder serlo estando en Afganistán". 

Como último servicio a un país que ahora se enfrenta a un futuro siniestro se ha quedado junto al embajador hasta que España dé por concluida la misión de rescate. En ese contexto este viernes por la tarde aterrizó en la base aérea de Torrejón de Ardoz un nuevo avión con 38 trabajadores afganos de la UE y sus familias.