| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Sánchez lo fía todo a la endeblez de Casado, la recuperación y cambio de caras

El mal momento de Sánchez no le asusta: cree que Casado no dará la talla y ultima un reforzamiento con caras, mensajes y retos nuevos para recuperar la iniciativa.

| Esther Jaén España

Pintan bastos para el PSOE tanto a nivel interno, con la batalla andaluza y la mirada crítica de varios de sus barones, como externo (las encuestas arrojan un retroceso claro de los socialistas aunque el ascenso del PP no sea contundente ni definitivo, según insisten en señalar fuentes monclovitas a ESdiario), pero el presidente del gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha echado mano de su “Manual de Resiliencia” y, según aseguran los suyos, tiene su “calendario para la recuperación” basado en dos premisas.

La convicción de que el liderazgo de Pablo Casado es un espejismo y hará aguas antes de los próximos comicios y en la decisión de alargar la legislatura hasta el último suspiro si es preciso, es decir, hasta enero de 2024, lo cual le daría más de dos años para ejecutar su “hoja de ruta”.

Para empezar, Sánchez va a poner toda su energía en ganarle la batalla a la líder andaluza, Susana Díaz, con su candidato y actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, como ariete y candidato alternativo a las primarias. Como ya hemos venido contando, Sánchez quiere fuera de la dirección del PSOE-A a Susana Díaz “por las buenas o por las malas”. Una derrota de Díaz – entienden sus fieles- aplacaría mucho las críticas de sus barones y sofocaría eventuales intentos de rebelión.

 

Esa es la primera batalla que se plantea a nivel orgánico. Pero, en paralelo, Sánchez prepara un calendario de anuncios y apuestas por la recuperación económica desde el Ejecutivo. “Se acabó ya hablar de la pandemia – asegura uno de sus colaboradores- que para eso son las CC.AA quienes tienen en sus manos la gestión. El gobierno, a gobernar y a gestionar los fondos para la recuperación”.

Y es que el entorno de Sánchez quiere pasar página y cambiar de discurso. “Hay que empezar a ilusionar con lo que está por venir, con la salida de la crisis- asegura esta misma fuente- y eso lo va a capitalizar el presidente”.

También podría abandonar su puesto en la portavocía del Gobierno María Jesús Montero, que arrastra todos los anuncios de subidas de impuestos

Juegan los socialistas con la flaca memoria del electorado, para olvidar errores, y con los buenos augurios económicos que acaba de realizar la UE sobre España, a la que coloca en primera posición en la recuperación económica tanto en el segundo semestre del 2021 como en 2022, para generar mensajes en positivo y nuevas expectativas e ilusiones.

Por si eso fuera poca cosa, Sánchez guarda otro “conejo” en su chistera: una crisis de gobierno (de su parte del gobierno) , que le permita crear una nueva imagen del Ejecutivo y releve a los ministros más “chamuscados”(como el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska) o disponer de los puestos que ocupan algunos de sus ministros para nombrar “caras nuevas”.

Las caras nuevas

Se busca emular el efecto sorpresa que generó su primer gobierno, creado en 2018 (en este grupo, podría contar con los puestos de Reyes Maroto, en Industria, o Arancha González Laya, en Exteriores,  o incluso Juan Carlos Campo, que no se libraría de defender antes los hipotéticos indultos a los presos del 1-O, si finalmente el Ejecutivo los concede después de las primarias del PSOE de Andalucía y contando con que haya gobierno en Cataluña con Pere Aragonés como presidente de la Generalitat.

También podría abandonar su puesto en la portavocía del Gobierno -aunque no necesariamente en el Ejecutivo- María Jesús Montero, que arrastra todos los anuncios de subidas de impuestos a sus espaldas.

Pedro Sánchez tiene un plan y una hoja de ruta. Y en ella, pese a las reformas prometidas a Bruselas a través de los documentos, no contempla la puesta en marcha de las más impopulares con gran celeridad. Sánchez quiere dejar de dar mensajes cenizo y presentar un gobierno amable al elector perdido (según las encuestas).