| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Rajoy y Sánchez se saludan en el Congreso de los Diputados
Rajoy y Sánchez se saludan en el Congreso de los Diputados

La "situación límite" que nadie quiere obliga al PP a activar su "plan B"

La última oleada de encuestas antes de que acabara el plazo para su publicación ha llevado a las sedes de los dos grandes partidos preocupación y desánimo. Las cuentas siguen sin salir.

| Charo Zarzalejos España

Por motivos bien distintos y con resultados, según todas las encuestas, claramente favorables a Mariano Rajoy, lo cierto es que tanto el presidente en funciones como el candidato socialista se enfrentan a unas elecciones que para ellos van a ser definitivas. Que Rajoy gane no le garantiza de manera absoluta que vaya a gobernar y en ese supuesto, que el PP no contempla, el candidato popular daría un paso atrás. Sánchez, si resulta tan perdedor como auguran las encuestas, ni gobierna ni, con toda probabilidad, seguirá el frente del PSOE. Para ambos pueden ser un definitivo antes y después.

“Todos a una con Pedro”, se afirma en Ferraz. “Rajoy será presidente” es la convicción en Génova. Sin embargo y buceando en ambos partidos saben que tanto en función de lo que digan las urnas como de los pactos que se alcancen tras el 26-J, la suerte de sus respectivos líderes no está escrita de antemano.

En los días que quedan de campaña que, al parecer, es la “semana clave”, la actividad de ambos va a ser trepidante. Rajoy para garantizarse los mejores resultados posibles que conjuren la amenaza de los restos que pueden suponer en torno a 12-15 escaños y Sánchez para, cuando menos, para preservar en la medida de lo posible el espacio arrebatado por Unidos Podemos. Pablo Iglesias tiene claro el discurso: “O el PP o nosotros”. Las encuestas indican que no es ninguna ensoñación de quienes ahora se reclaman socialdemócratas.

Rivera colma la paciencia del PP

La negativa de Rivera a negociar nada con el PP mientras permanezca Rajoy, avalado, para sorpresa de propios y extraños, posteriormente por Girauta ampliando la lista de los “non gratos” a Soraya Sáenz de Santamaría e indicando los “aptos” ha colmado la paciencia del PP.

Los vicesecretarios como Maroto o Casado ya indicaron en el propio partido la conveniencia de no “atacar demasiado porque les vamos a necesitar”. La reflexión, en principio fue bien aceptada pero ahora la mayoría del PP considera que “se han pasado de frenada y de listos”. Los “aptos” como Pablo Casado y Cristina Cifuentes aprovecharon la visita del sábado a Avila para dejar claro que por ahí “no nos van a pillar” y Fernando Martínez Maillo tiene claro que “nuestro candidato es Rajoy y lo será hasta el final”.

“Aptos” y “no aptos” coinciden en señalar que “en campaña todos decimos cosas de las que luego nos tenemos que desdecir. Rajoy va a ser el más votado y será él quien tome la iniciativa para hablar con las demás fuerzas. En ese momento, Ciudadanos tendrá que decidir que hace, si Rivera acude a la llamada o bien se convierte en la réplica de Pedro Sánchez”. El PP va a mantener en la recta final de campaña la “inutilidad” del voto a Ciudadanos. Un candidato andaluz asegura que son “de los que ni comen ni dejan comer”.

No creen en el PP que “Rivera vaya a mantener esta posición tan absurda” pero y ¿si la mantuviera y Rajoy no pudiera formar Gobierno?. Los populares no se quieren poner en esa hipótesis pero admiten que si eso ocurriera “lo primero que habría que hacer es una reflexión sobre una situación en si misma ridícula pero tenemos la certeza de que Mariano Rajoy ha pensado y pensara siempre primero en España”.

La hipótesis de la "situación límite"

Nadie en el PP va más allá pero no faltan voces que “ante una situación límite”, el presidente en funciones “actuaria con una enorme generosidad”. En lo que si hay unanimidad es que nadie en el PP ve a Rajoy “como líder de la oposición”. Algunos, solo algunos, integrantes de la dirección nacional se atreven a augurar que “Mariano o gobierna o se va pero va a ser muy difícil, altamente improbable que no gobierne”. Un gobierno en minoría “para una legislatura corta” es una hipótesis en la que algunos ya trabajan.

Lo que si es seguro es que ninguno de los “aptos” van a picar en el anzuelo de “quienes van a ser los cuartos con la circunstancia constatada de que las encuestas siempre les han querido más que las urnas”, se recuerda desde Génova en donde se insiste en que “nunca como ahora Rajoy tienen el apoyo y el afecto de todo el partido”.

El dilema de Sánchez no está entre ser o no presidente del Gobierno. Las encuestas, todas, no le auguran ese margen de duda. Lo que indican es que lo que está en juego no sólo es su suerte sino la del propio PSOE que tendrá que lidiar con una paradoja endiablada: mucho poder para establecer pactos pero menos votos que hace seis meses para acudir a los mismos en una posición de fortaleza.

Pedro Sánchez tiene un leal equipo que en la noche del 26-J, si los pronósticos se cumplen, harán lo indecible para que “no tome decisiones drásticas”. La opinión más extendida, según los medios consultados en diversos sectores del PSOE, es que “esa noche no habrá dimisión alguna, a no ser que él se empeñara en lo contrario”.

Descartan que “haga lo que hizo Rubalcaba” en contra del criterio de su equipo más cercano, pero ninguno de los consultados se encuentra en condiciones de descartar de manera contundente que esa misma noche, si las encuestas se confirman, “surjan voces aconsejando la creación inmediata de una gestora. La ultima palabra la tendrá, en cualquier caso, el propio Pedro Sánchez que es el secretario general del PSOE”.

Quienes aseguran conocerle bien y aún a riesgo de equivocarse, sostienen que “Pedro es un luchador, con un ánimo muy duro y nos cuesta imaginarle tirando la toalla. No nos imaginamos que no sea él quien encabece por el PSOE las conversaciones que habrá que tener después del día 26”. Estas conversaciones estarían centradas, de producirse, en Unidos Podemos y aunque ahora las voces con mas autoridad del PSOE indican que con “Iglesias ni a heredar”, en Podemos cuesta imaginar que “pudiendo formar gobierno, el PSOE deje pasar esa oportunidad para España y para ellos mismos. Nosotros—indican medios del partido de Iglesias—se lo vamos a poner fácil. Ya lo estamos haciendo”.

En el PP cuesta pensar que Sánchez haga presidente a Iglesias, pero son muchos los que dentro de este partido optan por “el ver para creer”. Si las encuestas se confirman, ambos partidos, PSOE y Podemos podrían sumar los suficientes escaños para gobernar y esta es precisamente una incógnita que el PP no quiere dar por resuelta de antemano. Si esto ocurriera, la suerte de Rajoy estaría echada. Ningún expresidente se ha quedado como líder de la oposición.

Estos cinco días que quedan de campaña van a estar condicionadas por el impacto que en todos, para bien o para mal, tienen las encuestas y afinaran sus discursos para marcar territorio. Ambos partidos y ambos responsables políticos, sea cual sea el resultado en las urnas y los acuerdos que se puedan establecer, comenzarán a preparar sus respectivos congresos. Los vicesecretarios del PP aseguran que “será un congreso ordinario y ordenado” y los socialistas más veteranos creen que el suyo “será un congreso en el que se va a imponer una profunda reflexión sobre el propio PSOE”. De personas, prefieren no hablar.