| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Robles y el Jemad recibieron este miércoles un nuevo avión con refugiados.
Robles y el Jemad recibieron este miércoles un nuevo avión con refugiados.

El plantón de Sánchez al Congreso bordea la Ley de Defensa Nacional

Esa ley, impulsada por Zapatero, se hizo para dar a las Cortes mayor control sobre las misiones internacionales. El presidente ha delegado en un ministro que lleva en el cargo mes y medio.

| Ana Martín España

No por esperado resulta ser menos polémico. Se cumplió el guión socialista y este miércoles el Gobierno y sus socios frenaron en la Diputación Permanente del Congreso la comparecencia de Pedro Sánchez en un Pleno extraordiario para hablar de la crisis de Afganistán. 

El resultado fue de 35 votos en contra, 29 a favor y tres abstenciones.

El presidente ha delegado tan farragosa tarea en su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que lleva en el cargo apenas mes y medio. Será él quien dé las explicaciones que el presidente no ha dado sobre el reparto de los refugiados que han pedido asilo en España, la postura del Gobierno en la crisis migratoria a la que se enfrenta la UE y sobre el reconocimiento o no del régimen talibán.

El ministro Albares.

 

Ya ha sido Albares, no obstante, el encargado de mantener al PP informado en estas dos últimas semanas, en ausencia de una sola llamada del presidente al líder de la oposición (Albares y también el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños).

La Ley de Defensa Nacional

Su negativa a comparecer en la Cámara Baja choca con el espíritu con el que fue aprobada la Ley Orgánica de la Defensa Nacional, impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005 (puede consultarla aquí). 

Ésta nació con vocación de que aumentara el control parlamentario sobre las misiones internacionales: "En relación con las misiones en el exterior, las Cortes Generales, que representan la soberanía nacional, deben tener una mayor participación y protagonismo", reza ya en su exposición de motivos. 

Dicha ley, que vino a sustituir una de 1980 reformada en 1984, estipula: "Al Congreso de los Diputados le corresponde autorizar, con carácter previo, la participación de las Fuerzas Armadas en misiones fuera del territorio nacional, de acuerdo con lo establecido en esta Ley".

Toda misión en el extranjero ha tenido que ser autorizada por el Congreso

Y cada vez que el Gobierno, ya fuera con Zapatero o después con Mariano Rajoy, ha querido emprender cualquier misión en el extranjero ha pasado antes por la ventanilla de la Cámara Baja. En lo que respecta a Afganistán la última vez fue en diciembre de 2014, cuando el Pleno aprobó la participación de España (hasta 485 militares) en la tercera y última misión allí, Resolute Support (Apoyo Definitivo), liderada por la OTAN.

El artículo 18 de esa ley orgánica que ideó un ejecutivo socialista compromete además al Gobierno a informar "periódicamente" al Congreso de los Diputados sobre el desarrollo de las operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior.

En ningún caso explicita que tenga que ser el presidente quien lo haga, pero tratándose del punto y final a una presencia de 20 años, y después de que 27.000 soldados españoles hayan servido en Afganistán, la oposición considera que debía ser Sánchez. 

Durante el segundo estado de alarma el socialista ya evidenció sus reticencias a comparecer en el Congreso. De hecho se las ingenió para que sus socios se conformaran con una comparecencia cada dos meses durante los seis que duró, hasta el pasado 9 de mayo. Y tampoco es que cumpliera los plazos a rajatabla.