| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Casado y el marianismo quedan en paz con Rajoy: el PP cierra capítulo y libro

El expresidente reunió a decenas de miembros de sus gobiernos y de su partido en la presentación de "Una España mejor". Y soltó mensajes a Sánchez y Casado como el que suelta migas de pan.

| Ana Isabel Martín España

Hay una frase que suele decir Mariano Rajoy y que le ha ayudado a superar el duelo después de su abrupta salida de La Moncloa: a él no le echaron los españoles en las urnas ni tampoco su partido.

La historia pondrá al sexto presidente de la democracia en el lugar que le corresponde, pero de momento él ha intentado contribuir a que ésta sea más benevolente con él escribiendo su propio relato. Antes de que otros lo escriban por él.

Porque eso es Una España mejor. No un índice onomástico, no un ajuste de cuentas, no un libro para justificarse ni tampoco uno para pedir perdón, como enumeró Carlos Herrera en su presentación. Es un relato de siete años de Presidencia marcada por el no rescate, el fin de ETA, la abdicación de un rey y la entronización de otro, la corrupción y el 155.

Apartado de la vida pública, Rajoy volvió a ser este miércoles el centro de los focos durante la presentación de un libro que, como el expresidente del Gobierno confesó, inicialmente no pensaba escribir. 

Y el auditorio de la Fundación Rafael del Pino se convirtió, de pronto, en un lugar de homenaje y reconocimiento a la figura de Mariano Rajoy Brey que quiso encabezar su sucesor, Pablo Casado. Pasado y presente del PP juntos, quedando en paz con Rajoy y cerrando capítulo y libro.

Ninguno de sus antiguos colaboradores en el Gobierno y en el partido quisieron perderse la cita. Allí estuvieron la práctica totalidad de sus ministros: Soraya Sáenz de Santamaría, Íñigo Méndez de Vigo, Cristóbal Montoro, Fátima Báñez, Álvaro Nadal, Miguel Arias Cañete, Isabel García Tejerina, Pedro Morenés, José Manuel García Margallo, José Ignacio Wert, Ana Pastor, Jorge Fernández, Juan Ignacio Zoido, Dolors Montserrat, Rafael Catalá, José Manuel Soria... por no faltar no faltó ni Ana Mato

Tampoco podían faltar quien fuera su fiel secretaria general, María Dolores de Cospedal, así como los presidentes regionales de Galicia y Castilla y León, Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Fernández Mañueco, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.

Y, aunque menos conocidos, también estuvieron varios de los miembros de su Gabinete en La Moncloa: José Luis Ayllón, Cristina Ysasi, José Sánchez Arce, Charo Pablos, Andrés Medina, Rosario Cayuela y Abelardo Bethencourt. Se ausentó por razones obligadas Jorge Moragas, su jefe de Gabinete durante años, ahora embajador de España en Filipinas. 

Moragas y, por voluntad propia, José María Aznar, a quien Rajoy apenas dedica dos párrafos en su libro. Con toda la retranca, eso sí. No estuvo ni se la esperaba la actual portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, muy crítica con Rajoy en el pasado.

Cuca Gamarra, Javier Maroto, Antonio González Terol, Rafael Hernando, Jesús Posada, José Antonio Bermúdez de Castro, Carlos Floriano, Enric Millo, Alberto Nadal, Luisa Fernanda Rudi, Pedro Sanz, Luis de Grandes... la lista era casi interminable. Tanto que Rajoy se confesó "reconfortado".

Año y medio después, Mariano sigue siendo Mariano. Aunque ahora sin el peso de la responsabilidad y en paz consigo mismo después de haber sometido al examen de su propia conciencia su Presidencia (no sin esfuerzo porque no tomó una sola nota siendo presidente) y darse el aprobado. 

"Tuvimos que hacer -sostuvo- lo que demandaba la realidad. Si no, España hubiera quebrado".

"Desde que la moción de censura salió adelante no se ha hecho nada en España", afirmó sacando pecho. Y matizó: "Por suerte no se derogaron reformas".

Rajoy fue dejando mensajes de hondo calado como el que deja miguitas de pan. Primero, a Pedro Sánchez: "El gobernante no debe ser ni frívolo ni doctrinario"; "el consenso en los asuntos de Estado es fundamental. Quien rompa el consenso es un irresponsable".

Después, a su partido y a Casado, ante quienes reivindicó el centro político recordando unas palabras que él mismo pronunció en el famoso Congreso de Valencia de 2008, en el que soltó amarras definitivamente con el aznarismo e hizo un PP a su medida:

"Somos un partido de centro, no arrastramos doctrinas ni orejeras y huimos del radicalismo (...). El centrismo no es una ideología ni una doctrina, sino una voluntad", sostuvo, a modo de fórmula para combatir a Vox.   

En aquel Congreso también dijo que España solo sería fuerte si permanecía unida. Pero ésa ya es otra historia.