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Fernando SImón
Fernando SImón

El funesto año de 'Míster Pandemia' al frente de la peor catástrofe sanitaria

El 31 de enero de 2020 Fernando Simón comparecía ante los medios para hablar del extraño virus que hacía estragos en China y asegurar que aquí en España apenas se notaría.

| M. Villa España

 

Ha pasado ya un año. Fue el 31 de enero de 2020 cuando Fernando Simón compareció por primera vez ante los medios para hablar de ese virus localizado en la remota China. Entonces el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad dijo que apenas lo notaríamos, pero 50.000 muertos (que serían más de 80.000, según datos estadísticos), 2 millones largos de infectados y unos confinamientos que han hundido la economía nacional, le han dejado sin crédito. Pero sigue siendo la cara de la pandemia de Covid 2019 y el triste icono lo peor de la crisis sanitaria.

De la división entre los admiradores casi fanáticos por su aspecto de científico despistado y los detractores que le reprochan sus mensajes erráticos, confusos y apegados a la línea política y propagandística del Gobierno, se ha pasado ahora una indiferencia casi general hacia todo lo que dice. Ni siquiera la regañina que soltó a la vuelta de las vacaciones de Navidad por "pasarlo bien" ya despiertan interés.

La querella criminal que una asociación de víctimas del coronavirus acaba de presentar contra él y contra el exministro Salvador Illa por varios delitos (entre ellos prevaricación administrativa, contra los derechos de los trabajadores e imprudencia grave con resultado de muerte) es el broche a un año de pandemia señalado por una gestión errática con errores de bulto, que le han valido la enemistad de la práctica totalidad del sector sanitario. Pero él sigue adelante impertérrito.

 

Cuando hace un año dio la cara por primera vez para hablar del coronavirus chino, Simón ya tenia experiencia en comparecer ante la prensa. Ya lo hizo en octubre de 2014, durante la crisis del Ébola. En 2003 Ana Pastor le nombró para llevar las riendas de la nueva unidad de emergencias. Desde entonces, este médico epidemiólogo y alto funcionario, ha convivido con más de una decena de ministros tanto populares como socialistas.

Ahora protagoniza dos ruedas de prensa semanales para informar del devenir de la pandemia. Comparecencias que durante los meses más crudos fueron diarias, incluso desde la habitación de su casa donde estuvo confinado tras dar positivo por coronavirus.

 

Una exposición mediática sin precedentes de la que Simón ha salido muy quemado. Han pedido su dimisión colectivos médicos y sanitarios. También políticos de la oposición. Él afirma que su puesto "no es ningún regalo" y en ningún momento ha expresado su intención de abandonar.

Mascarillas y surf

Ni siquiera al echársele en cara sus fallos garrafales en los anuncios y recomendaciones a la población, como cuando en las primeras semanas quitó importancia al virus, o cuando cuestionó la necesidad de utilizar mascarillas o retrasó su reconocimiento de la transmisión por aerosoles.

Tampoco gustó que desvelara que uno de los primeros brotes registrados en España fue en una Iglesia Evangélica. Su "broma", en una charla informal, sobre "las enfermeras infecciosas" levantó ampollas. Fernando Simón pidió disculpas.

 

Sus vacaciones surfistas en Portugal, su pose de motero para un reportaje en El País Semanal y su participación en el programa de Calleja fueron otros dos episodios polémicos en torno a Fernando Simón, que para lo malo y para lo peor sigue dando la misma imagen que el 31 de enero de 2020.