| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez este jueves en su encuentro con el primer ministro de Libia. A su izquierda, la ministra Laya.
Sánchez este jueves en su encuentro con el primer ministro de Libia. A su izquierda, la ministra Laya.

Tensa espera en Exteriores por si Mohamed VI da la puntilla a la ministra Laya

Máxima alerta en el Gobierno por que el gesto de distensión que espera de Marruecos no llega. Es más, en la cúpula diplomática no se descarta el órdago de la expulsión del embajador español.

| Javier Ruiz de Vergara España

La cúpula diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores contiene el aliento. La tensa espera se ha instalado junto a la máxima preocupación en el Palacio de Santa Cruz -la sede del departamento que dirige Arancha González Laya, que este jueves ha viajado a Libia pero sigue sin hablar- por los rumores contradictorios que no dejan de llegar desde Rabat. Y por las noticias que no acaban de llegar.

Lo cierto es que tras la salida del jefe del Frente Polisario, Brahim Ghali, en la medianoche del martes y comunicada vía diplomática al país vecino, el Gobierno ha optado por la prudencia y la discreción.

Fuentes de Exteriores consultadas por ESdiario se muestran optimistas y subrayan que el Gobierno espera "gestos" que evidencien la disposición de Mohamed VI de comenzar la "desescalada" de la tensión. Justifican esta hipótesis en las negociaciones "discretas y a múltiples niveles" entre Madrid y Rabat y a los últimos llamamiento de Bruselas a la calma entre los dos vecinos.

Sin embargo, el Palacio de Santa Cruz es un hervidero. Y los whatsapp de los diplomáticos no dejan de cruzar apuestas sobre el inminente anuncio de la expulsión del embajador de España en Marruecos y la consiguiente ruptura de relaciones diplomáticas.

 

La ministra González Laya se ha visto desborda desde el inicio de la crisis con Marruecos.

 

Que la situación no va nada bien encaminada da muestra el episodio vivido en el Ministerio de Exteriores este miércoles con la suspensión de una comparecencia conjunta que la ministra Laya tenía prevista junto a su homóloga belga, Sophie Wilmés. La prensa fue desconvocada apenas una hora antes y sin explicaciones.

Laya, en el disparadero

Laya ha estado en el punto de mira a raíz de la crisis con Marruecos desatada por este hecho, hasta el punto de haber entrado en las quinielas de la próxima remodelación del Gobierno, como desveló ESdiario la semana pasada.

El reino alauí llamó a consultas el pasado 18 de mayo a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, horas después de que unos 10.000 migrantes cruzaran la frontera marroquí con Ceuta aprovechando la dejadez de las autoridades del país vecino.

Este lunes, Rabat reconoció finalmente que el motivo de la crisis no era Ghali y que por tanto su salida de España no acabaría con ella. Según precisó en un comunicado el Ministerio de Exteriores marroquí, la crisis obedece a unas supuestas "segundas intenciones hostiles de España con respecto al Sáhara", que no ha especificado.

Lo que en realidad busca Marruecos es que España siga los pasos de Estados Unidos que, con Donald Trump aún en la Casa Blanca, decidió el pasado diciembre reconocer la soberanía marroquí sobre la antigua colonia española, algo que la nueva Administración de Joe Biden no parece dispuesta a revocar. El Ejecutivo español se mantiene firme en su postura y se ampara en las resoluciones de la ONU sobre esta cuestión.

En estas semanas, tanto Laya como su Ministerio han apostado por la discreción, sin querer entrar a comentar salvo en contadas ocasiones, las declaraciones realizadas por altos cargos de Marruecos, algunas de ellas incluso muy críticas hacia la propia ministra. En este sentido, tampoco han querido desvelar detalles sobre los contactos que se han venido manteniendo para reconducir la situación. Una reconducción que, por el momento, deberá esperar.